Autoridades mexicanas expidieron en los últimos días miles de documentos temporales y permisos de tránsito para los migrantes que salieron caminando a inicios de semana del sur del país, con lo que la caravana se daba el sábado por disuelta aunque cientos de personas estaban todavía en varios pueblos esperando a recibir dinero de familiares o descansando antes de seguir hacia el norte.
Según informó el Instituto Nacional de Migración (INM) el sábado por la tarde, se entregaron casi 7.000 de estos permisos.
El INM no indicó qué tipo de documentos entregaron y sólo dijo que con ellos los migrantes acreditan su estancia regular en el país. Los que mostraban los migrantes eran mayoritariamente permisos que dan un plazo de un mes o algo más para que la persona salga del país por alguna de sus fronteras o para que inicie los trámites de regularización.
Aunque esta caravana, integrada mayoritariamente por venezolanos, fue la mayor de las que se formaron este año, apenas superó los 5.000 integrantes. El resto de personas posiblemente acudieron a la oficinas del INM donde se estaban entregando los permisos para aprovechar el momento.
La caravana partió el lunes de Tapachula, casi de la frontera con Guatemala, y comenzó a dividirse el jueves cuando no había recorrido ni siquiera 50 kilómetros. Muchas mujeres y niños se quedaron en la localidad de Huixtla mientras otros grupos avanzaban. Pero el viernes la gran mayoría regresaba a esa localidad porque era donde la agencia migratoria estaba dando los permisos.
La terminal de autobuses se llenó de migrantes que buscaban boletos hacia el norte.
Aunque en otras ocasiones los migrantes han tenido problemas para comprar los boletos, porque les exigían mostrar un permiso de residencia en el país, en esta ocasión las compañías de autobuses se los vendían sin problema al mostrar el documento de tránsito.
Alejandro González Rincón, su primo y seis amigos más de Venezuela solo consiguieron espacio para viajar hasta Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas, porque el resto de destinos, como la Ciudad de México, estaban agotados. Su plan, según explicó, era ir subiendo poco a poco hacia la frontera con Estados Unidos.
Otros planeaban volver a Tapachula para esperar el envío de dinero de familiares y entonces poder agarrar los buses hacia la capital mexicana y luego a la norteña ciudad de Monterrey, explicó Eddy Jiménez, otro venezolano que ya tenía el permiso pero que esperaba que lo recibieran dos de sus primos para irse todos juntos.
Desde el pasado mes de octubre, cuando la acumulación de migrantes en el sur estaba multiplicando las protestas, el INM optó por disolver los grupos que salían caminando de Tapachula ofreciendo trasladar a los migrantes a otros estados y proporcionándoles visas humanitarias de forma casi inmediata. El objetivo era repartir la presión migratoria por distintos puntos del país.