Decenas de miles de personas llenaron la enorme plaza principal de la Ciudad de México el domingo para protestar contra las reformas electorales del presidente Andrés Manuel López Obrador, las cuales consideran una amenaza a la democracia y que podrían representar un regreso al pasado.

Se cree que el zócalo tiene una capacidad de unas 100.000 personas, pero muchos de los inconformes no pudieron llegar al lugar y se congregaron en calles aledañas.

La mayoría de los manifestantes vestían prendas blancas y rosas, los colores del Instituto Nacional Electoral, y gritaban consignas como: “¡Mi voto no se toca!” Al igual que una protesta similar y un poco más grande del pasado 13 de noviembre, los inconformes parecían de un mayor nivel económico a los de una marcha promedio.

Las reformas electorales propuestas por López Obrador fueron aprobadas la semana pasada. Una vez que se promulguen, reducirán salarios, financiamiento para las oficinas electorales locales y la capacitación de ciudadanos que operan y supervisan esos centros de votación. También disminuirán las sanciones para candidatos que no reporten sus gastos de campaña.

López Obrador niega que las reformas sean una amenaza contra la democracia y asegura que las críticas son elitistas, argumentando que el instituto gasta demasiado dinero, y que ese monto debería invertirse en los pobres.

Pero el manifestante Enrique Bastien, un veterinario de 64 años, dijo que con las reformas López Obrador pretende volver al pasado, cuando el gobierno controlaba las elecciones.

“Era una vida dependiente”, comentó Bastien al recordar las décadas de 1970 y de 1980 cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernó México con fraude y dádivas.

Fernando Gutiérrez, pequeño empresario de 55 años, afirmó que el presidente quiere llevar a México hacia un gobierno socialista.

“Se ve en los apoyos a Cuba”, comentó.

López Obrador ha importado vacunas contra el COVID-19, trabajadores médicos y balasto ferroviario de Cuba, pero ha mostrado poco interés en implementar políticas socialistas en su país.

Muchos otros manifestantes simplemente desconfiaban del tipo de recuento erróneo de votos, gastos excesivos de campaña y tácticas de presión electoral que eran habituales en México antes que se creara el organismo electoral independiente en la década de 1990.