La muerte por asfixia de un hombre con aparentes trastornos mentales en el metro de Nueva York provocó el jueves intensas reacciones, en que algunos calificaron el hecho de homicidio y otros defendían las acciones del pasajero como una respuesta justificada al desorden.

Nueva York se ha convertido en una de las ciudades más seguras del país, pero las emotivas reacciones a lo sucedido recordaron la situación de décadas antes, cuando los habitantes se sentían agobiados por la criminalidad y algunos tomaban la justicia en sus manos.

Los fiscales de Manhattan prometieron una “rigorosa” investigación sobre la posibilidad de presentar cargos por la muerte del hombre negro, quien murió después de que otros pasajeros le redujeran y uno, de raza blanca y al parecer veterano de la Infantería de Marina, le hiciera una llave de estrangulamiento.

Jordan Neely, de 30 años, murió el lunes tras el enfrentamiento horas antes a bordo de un tren debajo de Manhattan. Aparentemente estaba sufriendo una crisis mental y le gritaba a otros pasajeros cuando un pasajero lo tomó por el cuello y lo tumbó al piso. Otros dos pasajeros ayudaron a reducirlo.

El forense clasificó la muerte de Neely como homicidio en forma de estrangulamiento, pero señaló que cualquier responsabilidad penal se decidiría en el sistema legal.

Nadie ha sido arrestado, pero la fiscalía de Manhattan indicó el miércoles en la noche que revisaría los reportes de la autopsia y “evaluaremos todas las fotos y videos disponibles, identificaremos y entrevistaremos la mayor cantidad posible de testigos, y obtendremos otros registros médicos”.

La policía interrogó al veterano de 24 años —que aparece en el video sujetando a Neely por el cuello por al menos 3 minutos, quizás más— pero lo dejó libre sin cargos.

No estaba claro por qué los pasajeros intervinieron para reducir a Neely. Un periodista independiente que grabó el episodio dijo que, si bien Neely estaba actuando de manera agresiva y tiró su chaqueta, no había atacado a nadie.

Durante una comparecencia en CNN el martes por la noche, el alcalde Eric Adams, quien era capitán de policía, dijo que aún había demasiadas incógnitas.

“No sabemos exactamente qué ocurrió aquí”, dijo Adams, añadiendo que “no podemos simplemente decir sin más lo que debería hacer o no hacer un pasajero en una situación como esa, y debemos permitir que la investigación siga su curso”.