El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu reconoció el lunes que se cometió un “trágico error” luego que un ataque israelí en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, incendió un campamento de tiendas que albergaba a palestinos desplazados y, según autoridades locales, mató al menos a 45 personas.
Ese ataque se sumó a las crecientes críticas internacionales que Israel ha enfrentado por su guerra con Hamás, e incluso sus aliados más cercanos expresaron indignación por las muertes de civiles. Israel insiste en que se apega a las leyes internacionales, incluso cuando enfrenta escrutinio en los principales tribunales del mundo, uno de los cuales exigió la semana pasada que pusiera fin a su ofensiva en Rafah.
Netanyahu no ofreció más detalles sobre el error. Israel inicialmente indicó que había llevado a cabo un ataque aéreo preciso contra un complejo de Hamás, matando a dos líderes milicianos. Pero cuando surgieron detalles del ataque y el incendio, el ejército israelí anunció que había abierto una investigación sobre la muerte de civiles.
El ataque del domingo en la noche, que al parecer es uno de los más mortales de la guerra, contribuyó para llevar la tasa de muertos palestinos por arriba de los 36.000, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no distingue entre combatientes y no combatientes en su conteo.