Los obispos católicos de Estados Unidos eligieron el martes al arzobispo de la ciudad de Oklahoma, Paul Coakley, un guerrero cultural conservador, como su nuevo presidente y guía durante el segundo mandato del presidente Donald Trump.
La votación sirve como un barómetro de las prioridades de los obispos. Al elegir a Coakley, reafirman su inclinación conservadora, aun mientras presionan a favor de políticas de inmigración más humanitarias por parte del gobierno de Trump.
Coakley era visto como un fuerte contendiente para el cargo tras haber sido elegido en 2022 como secretario, el tercer funcionario más importante de la conferencia. En tres rondas de votación, superó al candidato centrista, el obispo Daniel Flores de Brownsville, Texas, quien posteriormente fue elegido vicepresidente.
Coakley es asesor del Instituto Napa, una asociación para poderosos conservadores católicos. En 2018, apoyó públicamente a un ferviente crítico del papa Francisco, el arzobispo italiano Carlo Maria Viganò, quien más tarde fue excomulgado por posturas que se consideraron divisivas.
La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos a menudo ha estado en desacuerdo con el Vaticano y el enfoque inclusivo y modernizador del difunto papa Francisco. Su sucesor, el papa León XIV, nacido en Estados Unidos, mantiene un énfasis pastoral similar en las personas marginadas, la pobreza y el medio ambiente.
























