La agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos advirtió el miércoles que, sin entregas inmediatas de combustible, pronto tendrá que reducir drásticamente sus operaciones en toda la Franja de Gaza, que está sitiada y azotada por devastadores ataques aéreos israelíes desde que los insurgentes de Hamás atacaron Israel hace más de dos semanas.

En tanto, los hospitales en Gaza intentaban tratar a un gran número de heridos con cada vez menos recursos, y el principal funcionario de la ONU enfrentaba la reacción furiosa de Israel por decir que la masacre de israelíes por Hamas que dio lugar a la guerra “no sucedió en el vacío”.

Entre el martes y el miércoles, los ataques aéreos se cobraron la vida de más de 750 personas en el territorio, según el Ministerio de Salud de Gaza, que está controlado por el gobierno de Hamás. No se especificó cuántas de las víctimas eran combatientes. The Associated Press no ha podido verificar de forma independiente las cifras de decesos reportados por Hamás, que dice que recibe los datos de los directores de los hospitales.

El ejército israelí indicó que su operativo mató a insurgentes y destruyó túneles, centros de mando, almacenes de armas y otros objetivos insurgentes, que ha acusado a Hamás de ocultar entre la población civil de Gaza. Desde el inicio del conflicto, los insurgentes del territorio no han dejado de lanzar andanadas de proyectiles hacia Israel.