La primera señal de que algo no iba bien fue el ruido de los rotores de los helicópteros sobre sus cabezas, seguido de gritos. En cuestión de segundos, Anabel Romero estaba en el suelo con las manos atadas a la espalda, según contó, mientras los agentes de la ley, blandiendo sus armas, sacaban a su hija de 14 años de una camioneta cercana y la maniataban con bridas, ante la mirada de sus hermanos pequeños.

Romero y su hija, ambas ciudadanas estadounidenses, estaban entre las aproximadamente 400 personas que fueron detenidas durante horas en un hipódromo privado localizado a una hora al oeste de Boise, como parte de una investigación dirigida por el FBI sobre apuestas ilegales que originó más de 100 detenciones, casi todas por infracciones migratorias.

Romero no está segura de a qué agencia pertenecían los agentes que ataron con bridas a su hija. Más de 200 agentes de al menos 14 agencias, entre ellas el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) y la Patrulla Fronteriza (CBP), así como la policía local, participaron en la redada en La Catedral Arena.

La operación del 19 de octubre es un ejemplo llamativo de cómo la inmigración se ha convertido en un factor importante en la aplicación de la ley federal, lo que demuestra un nivel de coordinación sin precedentes para abordar la agenda de deportaciones masivas del presidente, Donald Trump. También muestra cómo las redadas de inmigración, caracterizadas por un uso excesivo de la fuerza, han afectado a ciudadanos estadounidenses y residentes legales.

La redada en La Catedral Arena causó nerviosismo en el condado de Canyon, que tiene la mayor población hispana de Idaho y donde Trump obtuvo el 72 % de los votos el año pasado.

Cinco familias entrevistadas por The Associated Press dijeron que los agentes ataron con bridas a niños de tan solo 11 años. Contaron que a un niño de 8 años se le llenó la boca de cristales porque estaba gritando cuando los agentes rompieron la ventanilla del coche en el que estaba. Varios niños fueron separados de sus familiares durante horas.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, cuya agencia supervisa la Patrulla Fronteriza y ICE, negó que se hubiera atado a los niños con bridas. La portavoz del FBI, Sandra Barker, dijo inicialmente que no se habían utilizado ataduras ni balas de goma con los niños, pero más tarde modificó esa declaración, sustituyendo “niños” por “niños pequeños”.

Cuatro personas que estaban en el hipódromo, y una quinta al día siguiente, fueron detenidas por cargos de juego ilegal, mientras que otras 105 fueron detenidas por violaciones de inmigración.