Los palestinos comenzaron a ayunar el lunes por el Ramadán al inicio del mes sagrado islámico, mientras las conversaciones para un cese el fuego seguían estancadas y el hambre se agravaba en la Franja de Gaza, sin un final a la vista tras cinco meses de guerra entre Israel y Hamás.

La plegarias del domingo por la noche se celebraron al aire libre entre las ruinas de edificios derribados. Algunas personas colgaron guirnaldas de luz y decoraciones en abarrotados campamentos de carpas, y un video de una escuela de Naciones Unidas convertida en refugio mostraba niños que bailaban y rociaban espuma mientras un hombre cantaba por un altavoz.

Pero había poco que celebrar tras cinco meses de una guerra que ha matado a más de 30.000 palestinos y dejado buena parte de Gaza en ruinas. Por lo general, las familias romperían el ayuno del día con banquetes de celebración, pero incluso donde hay comida, es poco más que productos enlatados y los precios son demasiado altos para muchos.

”No ves a nadie con alegría en los ojos”, dijo Sabah al-Hendi, que compraba comida el domingo en la ciudad más meridional del enclave, Rafah. “Cada familia está triste. Cada familia tiene un mártir”.