Las élites empresariales y políticas descendieron a las nieves alpinas de Davos, Suiza, para descubrir cómo “reconstruir la confianza” en un mundo fragmentado. Si algo se puede concluir de la reunión anual del Foro Económico Mundial —que promocionó osadamente ese tema— es que todavía queda un largo camino por recorrer.

Desde guerras a gran escala en Ucrania y Oriente Medio hasta sospechas de que los jefes corporativos y los genios de la tecnología buscan hacerse de grandes ganancias desplazando a los trabajadores con inteligencia artificial, es claro que la confianza es escasa.

La reunión de Davos concluyó el viernes después de la toma de pulso anual de los principales actores que toman decisiones. La idea es reunir a la gente, y los grandes anuncios suelen ser sólo un subproducto, no el objetivo. Eso si es que vienen.

”No es realista pensar que Davos —o cualquier reunión, en cualquier lugar del mundo— pueda reconstruir la confianza en una sola reunión cuando está fragmentada en tantas dimensiones”, dijo Rich Lesser, presidente de la consultoría Boston Consulting Group.