Rusia acusó el viernes a seis diplomáticos británicos de espionaje y dijo que decidió expulsarlos, un anuncio que coincide con el aumento de las tensiones entre Moscú y Occidente mientras Ucrania aumenta la presión para flexibilizar las restricciones sobre el uso de las armas proporcionadas por Estados Unidos y Reino Unido para lanzar ataques en suelo ruso.
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia, conocido como FSB, dijo en un comunicado online que se les retiraron las credenciales y la televisora estatal reportó, citando a un funcionario del departamento, que se había decidido expulsarlos. Londres indicó que las expulsiones se produjeron el mes pasado.
La medida coincidió con la visita del primer ministro británico, Keir Starmer, a Estados Unidos para reunirse con el presidente, Joe Biden, con la petición de Ucrania para poder usar armas proporcionadas por Occidente contra objetivos dentro de Rusia en la agenda.
Durante su viaje a Washington, Starmer indicó que Reino Unido no “busca ningún conflicto con Rusia (…) Rusia inició este conflicto. Rusia invadió ilegalmente Ucrania. Rusia podría poner fin a este conflicto de inmediato”, dijo a reporteros.