Rusia lanzó su mayor andanada de drones y misiles contra Ucrania en más de un mes, según informaron las autoridades ucranianas el jueves, mientras Moscú acusaba a Kyiv de no estar interesado en una “solución sostenible, justa y a largo plazo”.
Nueve civiles murieron en los ataques, así como en los bombardeos en el este de Ucrania, según informaron las autoridades. Los ataques se produjeron pocos días después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reuniera con el líder ruso, Vladimir Putin, en Alaska, encuentro seguido de una cumbre en la Casa Blanca con Zelensky y líderes europeos, con el objetivo de poner fin al conflicto.
Sin embargo, desde entonces ha habido pocas señales de progreso tangible. El ministro de Asuntos Exteriores ruso echó un jarro de agua fría sobre la idea de una cumbre de líderes y las garantías de seguridad para Kyiv, afirmando que el Kremlin no aceptará el despliegue de tropas extranjeras en Ucrania.
“Los rusos llevaron a cabo este ataque como si nada hubiera cambiado. Como si el mundo no hiciera ningún esfuerzo para detener esta guerra”, declaró Zelensky en un comunicado. “Se necesita una respuesta. Moscú aún no ha dado señales de que realmente tengan intención de entablar negociaciones significativas y poner fin a esta guerra”.
Zelensky había dicho antes que está dispuesto a hacer “alguna concesión” sobre su demanda de que se produzca un alto el fuego antes de cualquier conversación con Putin, siempre y cuando se establezcan algunas garantías de seguridad para Ucrania.