Las pandillas han intensificado su arremetida contra el centro de la capital haitiana, prendiéndole fuego a una escuela y saqueando farmacias al otro lado de la calle del mayor hospital público del país.

Los ataques, iniciados el lunes y continuados el martes en la mañana, marcan casi un mes desde que hombres armados empezaron a atacar instalaciones en Puerto Príncipe incluyendo estaciones policiales, el principal aeropuerto internacional – que sigue clausurado – y las dos mayores prisiones de Haití, desde donde se fugaron más de 4.000 presos.

“La violencia y la inestabilidad en Haití tienen consecuencias mucho más allá del riesgo de la violencia en sí”, dijo Catherine Russell, la directora ejecutiva de UNICEF, en un comunicado el martes. “La situación está creando una crisis de salud y nutrición infantil que podría costarle la vida a un sinnúmero de niños”.

El número de niños en Haití que se estima sufren de desnutrición aguda severa ha aumentado en 19% este año, según UNICEF. Aparte de eso, alrededor de 1,64 millones de personas están al borde de la hambruna.

“Esta crisis de desnutrición es totalmente hecha por el ser humano”, indicó Russell.