El gobernador de Minnesota, Tim Walz, aceptó el miércoles la nominación de su partido a la vicepresidencia de Estados Unidos y aprovechó su discurso en la Convención Nacional Demócrata para dar las gracias al abarrotado estadio por “traer la alegría” a unas elecciones transformadas por la designación de su compañera de fórmula, la vicepresidenta Kamala Harris.

“Todos estamos aquí esta noche por una hermosa y simple razón: Amamos este país”, dijo Walz ante miles de delegados que llevaban pancartas en las que se leía “Coach Walz” (“Entrenador Walz”) en rojo, blanco y azul.

Muchos estadounidenses no habían oído hablar de Walz hasta que Harris lo escogió para su candidatura, y el discurso fue una oportunidad para presentarse. Se apoyó en su experiencia como entrenador, en su paso por la Guardia Nacional y en los problemas de fertilidad de su familia, partes de su biografía que los republicanos han cuestionado desde que Harris anunció su decisión.

Aunque no estaba claro si su intervención atraerá a nuevos votantes, encandiló más aún a los simpatizantes demócratas con su historia y ayudó a equilibrar las raíces costeras de Harris como representante cultural de la región centro-norte del país, unos votos que la aspirante demócrata necesitará en noviembre.