La droga mortal “zombie”, Tranq, conocida científicamente como xilazina ha circulado por Nueva York y se ha vinculado con docenas de muertes, alertó el líder de la mayoría del Senado, Chuck Schumer.

La utilización de esta sustancia que pudre la carne se habría estado “extendiendo” en Syracuse, Albany, Rochester y el área metropolitana de la ciudad de Nueva York, explicó el demócrata, al mismo tiempo que solicitaba un aumento de los fondos federales para que la entidad neoyorquina combata su uso.

“Esta nueva droga es una pesadilla”, expresó el político de Nueva York en una rueda de prensa vespertina. “La xilazina es peligrosa, es mortal. Es aquí. Tenemos que luchar y financiar”.

El youtuber, el doctor Mike Varshavski, junto con Schumer para la sesión informativa, indicó a los reporteros que la xilazina se mezcla cada vez más con fentanilo con dosis altamente letales para aumentar y extender la sensación de euforia que se dice que causa el opioide sintético.

“Vimos tremendos efectos secundarios negativos que tenía este medicamento, incluida la depresión respiratoria, que esencialmente interrumpió el impulso para seguir respirando”, manifestó Varshavski.

Traq, que es un medicamento de uso veterinario, es resistente a Narcan, lo que se traduce como que sus efectos no se pueden revertir en casos de sobredosis.

Se dice que hace que la piel y los huesos se deterioren o se pudran con el pasar del tiempo, informó New York Post.

Por su parte la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos emitió una alerta recientemente de seguridad pública, declarando que la agencia había decomisado mezclas de xilazina y fentanilo en 48 de los 50 estados del país.

“La xilazina está haciendo que la amenaza de drogas más mortal que nuestro país haya enfrentado jamás, el fentanilo, sea aún más mortal”, explicó la administradora de la DEA, Anne Milgram.

Asimismo, Schumer señaló que quiere que la DEA haga un despliegue con un “equipo de control de desvío” en el Empire State para trabajar en conjunto con las fuerzas del orden público federales y locales para combatir el uso de la xilazina.

Además, anunció un “impulso” para destinar más dinero federal al presupuesto de Nueva York para el uso de sustancias y la salud mental.