Los debates sobre las estrictas políticas migratorias del presidente Donald Trump giran en torno a la pandilla venezolana Tren de Aragua, considerada por algunos como una despiadada organización criminal transnacional y por otros como un pretexto para una exagerada narrativa antimigratoria.

Trump se refirió al Tren de Aragua como una fuerza invasora el sábado, cuando invocó la Ley de Enemigos Extranjeros, una autoridad que rara vez se ha utilizado desde 1798 y que le otorga al presidente la facultad para deportar a cualquier no ciudadano en tiempos de guerra.

Horas más tarde, el gobierno de Trump envió a cientos de inmigrantes a El Salvador, a pesar de que un juez federal emitió una orden que prohibía temporalmente las deportaciones. Los vuelos estaban en el aire al momento en que se emitió la decisión.

De acuerdo con la Ley de Enemigos Extranjeros, el presidente debe declarar que Estados Unidos está en guerra, otorgándole poderes extraordinarios para detener o expulsar a extranjeros que de otro modo contarían con protecciones en virtud de las leyes penales o de inmigración. La medida se ha utilizado únicamente en tres ocasiones, siendo la última para justificar la detención de civiles japoneses-estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial.

El gobierno de Trump no ha revelado la identidad de los más de 200 inmigrantes que fueron deportados, así como tampoco ha proporcionado evidencia de que en verdad sean miembros del Tren de Aragua o que hayan cometido algún delito en Estados Unidos.

La pandilla gana notoriedad en EE.UU.

Desde el corazón del país hasta las grandes ciudades como Nueva York y Chicago, a la pandilla se le culpa de operaciones de trata de personas, contrabando de drogas y tiroteos con la policía, así como de la explotación de los casi un millón de migrantes venezolanos que han llegado a Estados Unidos en los últimos años. Hace unas semanas, Trump dijo ante el Congreso que un migrante venezolano que fue declarado culpable por el asesinato de Laken Riley, una estudiante de enfermería, en el campus de la Universidad de Georgia era miembro de la pandilla.

De momento se desconoce el tamaño del grupo delictivo, al igual que la medida en que sus acciones están siendo coordinadas a través de las fronteras estatales e internacionales.

La pandilla venezolana se convirtió en parte del discurso político de Estados Unidos después de que comenzó a circular un video grabado por una cámara de seguridad a mediados del año pasado en el que se podía ver a hombres armados mientras ingresaban a un apartamento en Aurora, un suburbio de Denver, poco antes de un tiroteo. En respuesta, Trump prometió “liberar a Aurora” de los venezolanos que falsamente dijo que estaban “tomando el control de toda la ciudad”.

En un principio, la ciudad minimizó las preocupaciones. Pero el mes pasado se cerró buena parte del complejo de apartamentos debido a una orden de emergencia, después de que funcionarios informaron que miembros del Tren de Aragua eran sospechosos por el secuestro y agresión de dos residentes.

La mayoría de los hombres que aparecen en el video han sido arrestados, y el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) los ha acusado de pertenecer a una pandilla.

El Tren de Aragua se originó dentro una reconocida prisión

Los orígenes del Tren de Aragua se remontan a hace más de una década dentro de una prisión reconocida por su anarquía, ubicada en el estado de Aragua, en la región central de Venezuela. El grupo se ha expandido en los últimos años a medida que más de ocho millones de venezolanos huyeron de la agitación económica durante el gobierno del presidente Nicolás Maduro y emigraron a Estados Unidos y otros países de Latinoamérica.

Países como Perú y Colombia —ambos con una enorme comunidad de migrantes venezolanos— han acusado al grupo de ser el responsable de una ola de violencia en una región que durante mucho tiempo ha tenido algunas de las tasas de homicidios más elevadas del mundo. Algunos de sus crímenes han sembrado el pánico en barrios pobres, donde la pandilla extorsiona a los comercios locales y les cobra a los residentes a cambio de “protección”.

La pandilla opera como una red en Estados Unidos. Los tatuajes, que son comunes entre los miembros de las pandillas centroamericanas, no son un requerimiento entre los integrantes del Tren de Aragua, señaló Ronna Rísquez, una periodista venezolana que en 2023 escribió un libro sobre los orígenes de la pandilla.

Trump contra el Tren de Aragua

En su primer día en el cargo, Trump tomó medidas para designar a la pandilla y a varios cárteles mexicanos del narcotráfico como “organizaciones terroristas extranjeras”. El gobierno de su predecesor, Joe Biden, había impuesto sanciones contra la pandilla y ofrecido recompensas por 12 millones de dólares por la captura de tres de sus líderes.

La orden ejecutiva que Trump emitió el sábado acusó a la pandilla de trabajar en estrecha colaboración con altos funcionarios de Maduro —en particular con el exvicepresidente y exgobernador del estado de Aragua, Tareck El Aissami— para infiltrarse entre los inmigrantes, inundar a Estados Unidos con cocaína y perjudicar al país.

”El resultado es un Estado criminal híbrido que está perpetrando una invasión y una incursión depredadora en Estados Unidos, y que representa un peligro sustancial para Estados Unidos”, argumentó la orden ejecutiva de Trump.

Wes Tabor, quien encabezó la oficina de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus iniciales en inglés) en Venezuela cuando la pandilla apareció por primera vez en el radar de las autoridades, dijo que la decisión de Trump de otorgar a la DEA y a otras agencias federales el poder para llevar a cabo arrestos de inmigrantes es un “multiplicador de fuerza” que limitará las actividades del Tren de Aragua en el país.

Tabor afirmó que las autoridades necesitan construir una extensa base de datos —tal como sucedió durante su combate a la pandilla salvadoreña MS-13— en la que se incluyan datos biométricos, información de arrestos e inteligencia de aliados en el extranjero.

“Tenemos que usar un martillo para matar a una hormiga, porque si no lo hacemos la situación se saldrá de control”, dijo Tabor. “Necesitamos aplastarlo ahora”.

Funcionarios venezolanos expresan su rechazo

En Venezuela, en un principio los funcionarios expresaron su desconcierto ante el interés de Estados Unidos por el Tren de Aragua, afirmando que la pandilla había sido desmantelada después de que se recuperó el control de la prisión en donde nació el grupo.

A medida que se intensifica la represión migratoria de Trump, las autoridades venezolanas han condicionado su cooperación con los vuelos de deportación de EEUU al progreso en otras áreas en la larga y tensa relación bilateral.

El mes pasado, las autoridades recibieron como héroes a unos 190 migrantes venezolanos que fueron deportados por Trump, acusando a Estados Unidos de difundir una narrativa falsa sobre el Tren de Aragua en Estados Unidos. Añadieron que la mayoría de los inmigrantes venezolanos son personas decentes y trabajadoras, y que los funcionarios estadounidenses buscan estigmatizar a la nación sudamericana.

Durante el fin de semana, protestaron contra el uso de la ley de tiempos de guerra por parte de Trump, comparando la medida con “los episodios más oscuros de la historia de la humanidad, desde la esclavitud hasta el horror de los campos de concentración nazis”.