Tres supremacistas blancos se declararon culpables el miércoles de planear ataques a redes eléctricas de Estados Unidos para sembrar el caos y desatar una guerra racial, informó el Departamento de Justicia.
Christopher Cook, de 20 años; Jonathan Frost, de 24 y Jackson Sawall, de 22 aceptaron en una corte federal de Ohio el cargo de conspiración para proveer soporte material a terroristas, indicó la entidad.
“Estos tres acusados admitieron haber participado en una perturbadora trama, a favor de la ideología supremacista blanca” que buscaba atacar “estaciones eléctricas para dañar la economía y avivar la división en nuestro país”, escribió en un comunicado el fiscal general adjunto, Matthew Olsen.
Timothy Langan, director adjunto de la División Antiterrorismo del FBI, indicó por su parte que los tres hombres “querían atacar subestaciones eléctricas regionales y esperaban que los daños provocaran perturbaciones económicas y disturbios civiles”.
Frost y Cook se conocieron en un chat grupal a finales de 2019, según documentos judiciales, y discutieron la idea de atacar la red eléctrica.
Tras reclutar a Sawall, fueron cada uno asignados a una subestación en una región distinta de Estados Unidos con la tarea de dispararles con poderosos fusiles.
“Los acusados creían que su plan podría costar al gobierno millones de dólares y causar malestar entre los estadounidenses en la región”, indicó el Departamento de Justicia.
“Tuvieron discusiones sobre la posibilidad de que la falta de energía eléctrica durante meses pudiera causar una guerra, incluso una guerra racial, e inducir a la próxima Gran Depresión”.
Según los documentos judiciales, Frost proveyó a Cook y Sawall en febrero de 2020 de collares llenos de fentanilo que debían ingerir para suicidarse en caso de ser capturados por las autoridades.
Durante un control policial, Sawall se tragó su pastilla, pero sobrevivió.
Cook y Frost manejaron hasta Texas el mes siguiente y siguieron buscando reclutas para el complot hasta su arresto. La fuerza pública les incautó múltiples pistolas y rifles, así como cientos de municiones.
Podrían ser condenados a hasta a 15 años de prisión. La sentencia será conocida en una fecha ulterior.