El gobierno de Estados Unidos anunció el martes que comenzaría a someter a todos los empleados federales a “estándares más estrictos de idoneidad y conducta” y advirtió sobre futuras reducciones de personal, mientras ofrecía compensaciones a aquellos que opten por dejar sus empleos para la próxima semana, un movimiento sin precedentes para reducir drásticamente el gobierno a una velocidad vertiginosa.
Un memorando de la Oficina de Administración de Personal —la agencia de recursos humanos del gobierno— que fue enviado por correo electrónico a los empleados dice que aquellos que dejen sus puestos voluntariamente recibirán alrededor de siete meses de salario. Pero deben optar por hacerlo antes del 6 de febrero.
El presidente Donald Trump ha construido una carrera política prometiendo cambiar Washington, y afirmó que en su segundo mandato iría mucho más lejos para cambiar las normas políticas tradicionales. Sin embargo, las repercusiones de tantos trabajadores gubernamentales siendo invitados a dejar sus empleos son difíciles de calcular.
El gobierno federal de Estados Unidos emplea a más de 3 millones de personas, lo que lo convierte aproximadamente en la 15ta fuerza laboral más grande de la nación. La permanencia promedio de un empleado federal es de 11,8 años, según un análisis del Pew Research Center a datos de la Oficina de Administración de Personal.
Aun si sólo fracción de la fuerza laboral acepta las compensaciones y se va, ello podría enviar ondas de choque a través de la economía y desencadenar interrupciones generalizadas en toda la sociedad, con grandes implicaciones —aún desconocidas— para la entrega, la puntualidad y la efectividad de los servicios federales en todo el país.
Un gran número de trabajadores de salud de primera línea en el Departamento de Asuntos de Veteranos, de funcionarios que procesan préstamos para nuevas viviendas o pequeñas empresas, y de contratistas que ayudan a adquirir la próxima generación de armamento militar podrían dirigirse a la salida al mismo tiempo. La medida también podría significar la pérdida de experimentados inspectores de alimentos y científicos que prueban el suministro de agua, así como interrupciones en los vuelos.
En respuesta a la oferta de compensación, Everett Kelley, presidente del sindicato American Federation of Government Employees (Federación Estadounidense de Empleados del Gobierno), dijo que no debería verse como voluntaria, sino como una forma de presionar a los trabajadores que no se consideran leales a la nueva administración para que abandonen sus empleos.
“Depurar el gobierno federal de empleados federales de carrera dedicados tendrá vastas consecuencias no intencionadas que causarán caos para los estadounidenses que dependen de un gobierno federal funcional”, señaló Kelley.
En su memorando enviado por correo electrónico, la Oficina de Administración de Personal enumera cuatro directrices que, según dice, ha ordenado Trump para la fuerza laboral federal de ahora en adelante, incluyendo que la mayoría de los trabajadores regresen a sus oficinas a tiempo completo.