Las autoridades federales de salud ampliaron el lunes por casi tres meses las normas que deben seguir los cruceros para navegar durante la pandemia.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), afirmaron que la prórroga solo realiza “pequeñas modificaciones” en las normas que ya están en vigor. La agencia dijo que después del 15 de enero tiene previsto pasar a un programa voluntario para que las compañías de cruceros detecten y controlen la propagación del COVID-19 en sus barcos.

La actual normativa denominada, orden de navegación condicionada, expiraba el 1 de noviembre.

Los CDC impusieron la primera medida de prohibición de navegación a las compañías de cruceros en marzo de 2020, después de que la mayoría de las empresas que navegaban por aguas estadounidenses habían acordado suspender los viajes. Al cabo de cinco meses, los CDC publicaron directrices técnicas para el sector y esta primavera comenzaron a permitir salidas de prueba.

A partir de entonces, los cruceros han zarpado desde Florida y otras partes del país. La mayoría de las líneas exigen que los pasajeros adultos muestren una prueba de vacunación contra el COVID-19.

En su cuenta de Twitter, los CDC señalaron que, desde que emitieron las primeras restricciones a la navegación, las líneas de cruceros han desarrollado y aplicado protocolos de salud y seguridad para el manejo del COVID-19 y han reanudado sus rutas.

Un grupo comercial del sector se comprometió a seguir colaborando con los CDC en las medidas sanitarias a bordo de los barcos. Mencionó el anuncio de los CDC como prueba de que las líneas han regresado con éxito –aunque sólo en parte– desde que la pandemia paralizó al sector en todo el mundo.

Laziza Lambert, portavoz de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros, afirmó en un comunicado que “los cruceros han reanudado sus operaciones con éxito en Estados Unidos” con medidas que han limitado el riesgo de COVID-19 para los pasajeros y los miembros de la tripulación.

Los funcionarios del sector se han quejado de que el gobierno adoptó una postura mucho más dura contra los cruceros –cerrándolos por completo el año pasado– que la que adoptó con las aerolíneas y otros aspectos de la industria turística.