A pesar de la equidad de géneros por la que las mujeres han luchado durante décadas, en materia de sexualidad aún sobreviven los tabús, y sorprendentemente algunas mujeres fingen sus orgasmos para que los hombres no se sientan mal. Según un estudio realizado por la Universidad del Sur de Florida, en el sexo muchas mujeres aún priorizan las necesidades de sus parejas por encima de la suyas.
Los investigadores analizaron los datos de más de 600 mujeres, muchas de las cuales admitieron haber fingido el clímax con tal de no hacer sentir “frágiles” a sus parejas hombres. Cerca de un 47% descubrieron que sentían ansiedad cuando percibían que la masculinidad de sus parejas era precaria, lo que finalmente reducía su propio placer.
En general, esta percepción de un hombre inseguro dificulta la comunicación sexual honesta en la pareja, pues las mujeres suelen preocuparse por no amenazar la masculinidad de su pareja.
Dime cuánto ganas y te diré cuántos orgasmos tienes
Los investigadores también hicieron un hallazgo interesante relacionado con las condiciones económicas de la pareja. Observaron que las mujeres que ganan más dinero que sus parejas hombres tienen el doble de probabilidades de fingir orgasmos que aquellas que ganan menos, pues el hecho de que una mujer tenga mejor salario que su pareja hombre de alguna manera se relaciona también con un concepto de masculinidad.
Los autores de la investigación, publicada en Social Psychological and Personality Science, consideran que estas mujeres posiblemente sientan que “castran” a sus parejas en el sentido financiero, por lo que tratan de compensarlos de alguna manera entre las sábanas.
Sin embargo, los expertos creen que esta manera de las mujeres para “proteger” a los hombres es también una manera de lastimarlos, por lo que es mejor abrir una comunicación honesta para comprender las necesidades sexuales mutuas en la pareja y trabajar para satisfacerlas.
“Cuando la sociedad crea un estándar de masculinidad imposible de mantener, nadie gana”, señaló Jessica Jordan, estudiante de doctorado en la Universidad del Sur de Florida y autora principal del estudio.