Los reguladores incautaron el maltrecho First Republic Bank el lunes por la mañana, convirtiéndolo en la segunda quiebra bancaria más grande en la historia de Estados Unidos, y vendieron rápidamente todos sus depósitos y la mayoría de sus activos a JPMorgan Chase Bank en un intento por evitar más turbulencias bancarias en el país.

First Republic, con sede en San Francisco, es el tercer banco mediano en irse a la quiebra en dos meses. La única quiebra bancaria más grande ha sido la de Washington Mutual, que colapsó en el punto álgido de la crisis financiera de 2008 y también fue absorbido por JPMorgan en una transacción orquestada de manera similar por el gobierno.

“Nuestro gobierno nos invitó a nosotros y a otros a dar un paso al frente, y lo hicimos”, dijo Jamie Dimon, presidente y director general de JPMorgan Chase.

Las 84 sucursales de First Republic abrieron el lunes como sucursales de JPMorgan Chase, que adquirió 92.000 millones de dólares de FRB en depósitos y 203.000 millones de dólares en préstamos y otros valores. Es muy probable que los accionistas del banco sean eliminados como parte de la operación.

Dimon dijo en una conferencia telefónica tanto con periodistas como con inversores que creía que “esta parte de la crisis (bancaria) ha terminado”. Otros bancos medianos comunicaron sus resultados la semana pasada y la gran mayoría de ellos mostraron que los depósitos se habían estabilizado y que las utilidades eran relativamente sanas. La excepción fue First Republic.

Antes de este año, First Republic era la envidia del sector bancario. Sus sucursales bien equipadas servían galletas calientes a sus clientes, que eran casi exclusivamente los ricos y poderosos. Sus banqueros atraían a los clientes ricos con hipotecas de bajo costo y tasas de interés atractivas sobre sus ahorros para venderles negocios más rentables, como la gestión de patrimonios y las cuentas de correduría. A cambio, los ricos rara vez dejaban de pagar sus préstamos y depositaban importantes sumas de dinero en el banco.

Pero ese modelo de negocio de atender a los ricos se convirtió en un lastre con las quiebras de Silicon Valley Bank y Signature Bank. Estos bancos tenían grandes cantidades de depósitos no asegurados, es decir, depósitos por encima del límite de 250.000 dólares establecido por la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC por sus siglas en inglés). Tal como ocurrió con Silicon Valley Bank y Signature Bank, los clientes de First Republic con grandes cuentas retiraron su dinero a la primera señal de problemas.