La policía fronteriza de Panamá mató en sendos enfrentamientos a dos personas que presuntamente se dedicaban a robar a los migrantes que atraviesan la inhóspita selva del Darién, en su ruta hacia Estados Unidos.
El Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) informó que los agentes de esta institución policial “neutralizaron a dos delincuentes que formaban parte de un grupo dedicado a cometer robos con arma de fuego contra migrantes”.
La selva del Darién, en la frontera con Colombia, se ha convertido en un corredor para los migrantes que, desde Suramérica, tratan de llegar a Estados Unidos.
En la jungla deben enfrentar peligros como ríos caudalosos, animales salvajes y grupos criminales que roban, violan y matan, según denuncias de organizaciones internacionales.
En 2023, más de 520.000 personas cruzaron el Darién, según cifras oficiales panameñas. Este año ya lo han hecho 241.000 migrantes, de los cuales dos tercios son venezolanos.
Según la versión oficial, el primer muerto se produjo tras un enfrentamiento entre los uniformados y un grupo de personas que iban armadas en las cercanías de la localidad de Tres Bocas, en la comarca indígena Emberá Wounaan.
Los agentes, según la policía, se encontraban buscando a los autores de un robo a migrantes, cuando al divisar a varias personas “armadas” dieron la voz de alto. Sin embargo, los sospechosos abrieron fuego contra los policías.
“En el enfrentamiento resultó neutralizado uno de los delincuentes, un hombre con rasgos indígenas que portaba un rifle calibre 22 con cañón recortado”, afirmó el Senafront en un comunicado.
Posteriormente, según la nota, los agentes escucharon en las proximidades gritos de auxilio por parte de otro grupo de personas, lo que provocó “un segundo enfrentamiento donde se neutralizó a otro delincuente que portaba una escopeta calibre 16”, indicó Senafront.
En un intento por controlar la migración por Darién, el gobierno panameño ha cerrado varios caminos por la selva, lo que ha obligado a los migrantes a usar “corredores humanitarios” controlados y vigilados por la policía.
El gobierno panameño también ha iniciado, con la ayuda de Estados Unidos, las deportaciones de personas que han cruzado la jungla a través de vuelos pagados por Washington.