El moho, un visitante no deseado en muchos hogares, es un organismo microscópico que prospera en superficies húmedas o mojadas. Desde cortinas de ducha y lavabos hasta refrigeradores y unidades de aire acondicionado, este hongo puede aparecer en casi cualquier rincón donde haya humedad, convirtiéndose en un riesgo potencial para la salud. Si bien pequeñas cantidades de moho suelen ser inofensivas y se pueden eliminar fácilmente, los expertos advierten que la situación cambia radicalmente cuando el área infestada supera el tamaño de una caja de pizza (aproximadamente un pie cuadrado).
El Dr. Nik Money, microbiólogo especializado en hongos, ha dedicado décadas a estudiar el comportamiento del moho. Según el experto, una superficie cubierta de moho de este tamaño puede liberar esporas al aire, aumentando las posibilidades de que sean inhaladas y entren en los pulmones. Los efectos más comunes incluyen tos, dificultad para respirar y, en casos más severos, complicaciones que pueden afectar a bebés, niños y personas con sistemas inmunes comprometidos. Además, algunas investigaciones sugieren que la exposición prolongada al moho podría estar vinculada a problemas cognitivos y depresión.
El problema no se limita solo a los hogares. En Estados Unidos, se estima que más del 70 % de las viviendas y el 30 % de las escuelas enfrentan problemas de moho. Los techos con goteras y la falta de ventilación adecuada son factores que contribuyen a su proliferación. En particular, el moho en unidades de aire acondicionado puede dispersar esporas a lo largo de toda una casa, aumentando significativamente el riesgo de exposición.
Entre los tipos más comunes de moho que pueden encontrarse en interiores está el moho negro, conocido científicamente como Stachybotrys. Este hongo, a menudo asociado con superficies que han permanecido húmedas por largos periodos, puede ser especialmente peligroso cuando coloniza áreas extensas. Aunque no todos los tipos de moho negro son igualmente dañinos, el Dr. Money subraya que su presencia debe ser motivo de preocupación. Casos documentados, como la muerte de Awaab Ishak, un niño de dos años en el Reino Unido, han resaltado las consecuencias fatales que puede tener la exposición prolongada.
Otros tipos de moho, como el azul (Penicillium), el verde (micelio), y el rosa (bacterias Serratia), también son comunes en los hogares. Aunque algunos de estos hongos son menos peligrosos —como el Penicillium, famoso por conducir al descubrimiento de la penicilina—, todos tienen el potencial de causar problemas respiratorios si se inhalan grandes cantidades de esporas. El moho rosado, por ejemplo, aunque suele ser inofensivo, puede provocar infecciones urinarias o respiratorias en personas con sistemas inmunes debilitados.
El control y la limpieza son fundamentales para mitigar los riesgos asociados con el moho. El Dr. Money recomienda usar blanqueador o detergente para eliminar el hongo de superficies pequeñas, desechando objetos contaminados si el moho ha crecido extensamente. Además, el uso de mascarillas durante el proceso de limpieza es clave para evitar la inhalación de esporas.
Más de 75,000 personas en Estados Unidos son hospitalizadas anualmente por infecciones fúngicas, y al menos 7,000 mueren a causa de estas, aunque no se sabe cuántos casos están relacionados directamente con el moho en el hogar. En cualquier caso, las recomendaciones para prevenir su aparición incluyen mejorar la ventilación, reparar filtraciones y controlar la humedad en interiores. El moho, a pesar de su papel en algunos procesos beneficiosos, como la producción de ciertos antibióticos, sigue siendo un enemigo silencioso en los hogares modernos. Si bien no todas las especies representan el mismo nivel de riesgo, los expertos coinciden en que cualquier crecimiento significativo debe tratarse con urgencia para proteger la salud de los habitantes. Como concluye el Dr. Money: “El conocimiento es la primera línea de defensa. Reconocer el problema y actuar rápidamente puede marcar la diferencia entre un hogar saludable y uno lleno de riesgos”.