Con el reciente respaldo de la Oficina del Subsecretario de Salud (OASH) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE. UU. (HHS), los Institutos Nacionales de Salud (NIH) han tomado la delantera en la implementación de una ley histórica diseñada para abordar la enfermedad de Parkinson y otras enfermedades neurodegenerativas relacionadas.

El Parkinson afecta a millones de personas en todo el mundo, y su impacto en la calidad de vida de los pacientes y sus familias es profundo. La nueva ley busca ofrecer una respuesta coordinada al problema, con énfasis en la prevención, el diagnóstico temprano, el desarrollo de tratamientos innovadores y la mejora de los servicios de atención.

Bajo el liderazgo del NIH, se creará un Consejo Asesor Federal que proporcionará orientación estratégica sobre prioridades y acciones necesarias para lograr los objetivos del plan nacional.

El Consejo Asesor, diseñado para ser inclusivo y multidisciplinario, estará compuesto por un amplio espectro de expertos y representantes de la comunidad del Parkinson.

Entre sus miembros habrá pacientes con Parkinson de inicio temprano, cuidadores, especialistas en trastornos del movimiento y demencia, investigadores biomédicos y organizaciones sin fines de lucro dedicadas a la causa.

Enfermedades neurodegenerativas

Además, el consejo contará con la participación de 13 agencias federales relacionadas con la investigación y los servicios clínicos, lo que garantiza un enfoque unificado y alineado. El liderazgo estará a cargo del director del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares del NIH y el subdirector asociado de la Oficina de Ciencia y Medicina de la OASH.

El alcance de esta iniciativa no se limita al Parkinson. También abarca enfermedades neurodegenerativas relacionadas como la atrofia multisistémica, la degeneración corticobasal, la parálisis supranuclear progresiva y la demencia asociada al Parkinson. Esto refuerza el compromiso de enfrentar un grupo de trastornos que representan un desafío significativo para la salud pública y el bienestar social.

Los objetivos principales del plan nacional incluyen coordinar esfuerzos entre agencias federales, acelerar el desarrollo de terapias seguras y efectivas, y mejorar el acceso a diagnósticos tempranos y precisos.

También busca facilitar una atención integral y reducir el impacto físico, mental y social en las personas afectadas y sus cuidadores. La colaboración internacional será otro eje fundamental, fomentando el intercambio de conocimientos y recursos a nivel global.

En la etapa inicial, el NIH está solicitando nominaciones para integrar el Consejo Asesor. Este grupo jugará un papel crucial al identificar prioridades y formular recomendaciones que den forma a las actualizaciones periódicas del plan nacional. La participación de un cuidador familiar, un paciente con Parkinson y representantes de organizaciones sin fines de lucro garantiza que las voces de las personas directamente afectadas sean escuchadas y consideradas en las decisiones estratégicas.

El Parkinson, conocido por sus síntomas motores como temblores y rigidez, también afecta profundamente la salud cognitiva y emocional de los pacientes. Los cuidadores a menudo enfrentan desafíos significativos en su vida diaria, lo que resalta la importancia de un enfoque integral que aborde todas las dimensiones de la enfermedad.

Este esfuerzo legislativo subraya la necesidad de un sistema de atención que no solo trate los síntomas, sino que también proporcione apoyo holístico a las familias afectadas.