La menopausia, una etapa natural en la vida de todas las mujeres, está marcada por una serie de cambios hormonales que pueden resultar en síntomas como sofocos, sudores nocturnos, alteraciones del sueño, cambios de humor, aumento de peso y “niebla mental”. Aunque estos síntomas son comúnmente vistos como molestos y transitorios, un nuevo estudio publicado en la revista PLOS One sugieren que estos síntomas podrían estar relacionados con un mayor riesgo de desarrollar demencia, especialmente en las etapas más avanzadas de la vida.
El estudio se basó en una muestra de 896 mujeres con una edad promedio de 64 años, quienes pasaron por la menopausia aproximadamente a los 49 años. Los investigadores analizaron cómo la presencia de varios síntomas menopáusicos, como los mencionados anteriormente, correlacionaba con el deterioro cognitivo y conductual, factores que son considerados precursores de enfermedades como el Alzheimer. Al sumar la cantidad de síntomas reportados por las participantes, se descubrió que aquellas que experimentaban más de estos problemas mostraban una mayor probabilidad de tener un deterioro cognitivo más avanzado, lo que podría ser indicativo de un riesgo elevado de desarrollar demencia en el futuro.
El estudio refuerza la conclusión de que la menopausia podría no ser solo una fase incómoda de la vida, sino que su relación con la función cognitiva es más significativa de lo que se pensaba. Los síntomas menopáusicos no solo afectan el bienestar emocional y físico de las mujeres, sino que, de acuerdo con los investigadores, también podrían ser un marcador temprano de deterioro cognitivo. Esto abre la puerta a la posibilidad de que las mujeres que atraviesan una menopausia más sintomática sean más vulnerables a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Los expertos señalan que la disminución de los niveles de estrógeno durante la menopausia podría ser un factor clave en esta conexión, dado que el estrógeno desempeña un papel crucial en la función cognitiva. Este hallazgo también está respaldado por investigaciones previas, como un estudio de 2022 que mostró que las mujeres que experimentan la menopausia antes de los 40 años tienen un 35% más de probabilidades de desarrollar demencia en comparación con aquellas que atraviesan esta fase más tarde en la vida.
En términos de tratamiento y prevención, los investigadores sugieren que la terapia hormonal basada en estrógenos podría ayudar a mitigar los síntomas más graves de la menopausia, especialmente aquellos relacionados con el comportamiento, como los cambios de humor y la irritabilidad. Sin embargo, el enfoque preventivo no debe limitarse solo al tratamiento hormonal. Se considera igualmente relevante tomar en cuenta los factores del estilo de vida, que también juegan un papel fundamental en la salud cognitiva a largo plazo.
El estudio subraya que ser consciente de la posible relación entre los síntomas menopáusicos y el riesgo de demencia podría dar a las mujeres y a los profesionales de la salud la oportunidad de implementar estrategias preventivas desde una edad temprana. Entre estas intervenciones preventivas se incluyen el manejo adecuado de los factores de riesgo vascular, la reducción de la inflamación asociada con una dieta occidental, el apoyo a la salud intestinal y la optimización de la diversidad del bioma intestinal, así como el fomento de las interacciones sociales.
Además, estudios recientes indican que ciertos hábitos de vida pueden reducir significativamente el riesgo de desarrollar demencia. La práctica regular de ejercicio, evitar el consumo de alcohol y tabaco, dormir lo suficiente, mantener una vida social activa y participar en pasatiempos son algunas de las estrategias más efectivas para mantener la salud cognitiva. Estos hábitos no solo mejoran el bienestar general, sino que también pueden contribuir a reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer.
Mientras que la menopausia es una etapa natural en la vida de las mujeres, los recientes hallazgos científicos abren un debate sobre sus posibles implicaciones a largo plazo para la salud cerebral. La conexión entre los síntomas menopáusicos y el riesgo de desarrollar demencia pone de relieve la importancia de prestar atención tanto al bienestar hormonal como al estilo de vida para prevenir enfermedades neurodegenerativas.