Durante la menopausia puede aumentar el riesgo de problemas urinarios e infecciones, ya que los cambios hormonales, específicamente la disminución de estrógeno, pueden llevar a un adelgazamiento y resequedad del tejido vaginal y uretral, lo que facilita la entrada de bacterias y causa de infecciones urinarias. Además, la disminución de estrógeno también afecta el equilibrio del pH vaginal y la producción de sustancias antimicrobianas, lo que debilita la defensa natural del cuerpo contra las infecciones.

La menopausia es una etapa natural en la vida de la mujer que marca el fin de su ciclo reproductivo. Se define como la ausencia de menstruación durante 12 meses consecutivos. Antes de la menopausia, las mujeres pueden experimentar la perimenopausia, un período de transición donde los ciclos menstruales se vuelven irregulares y los niveles hormonales fluctúan.

Este período, proceso natural, no una enfermedad, ocurre generalmente entre los 45 y 50 años.

Riesgo de infecciones urinarias

Entre los factores que contribuyen al aumento del riesgo de infecciones urinarias están:

Prolapso de órganos pélvicos: puede dificultar la micción y aumentar el riesgo de infecciones.

Disminución de estrógeno: la principal causa, ya que el estrógeno ayuda a mantener el tejido vaginal saludable y a combatir las bacterias dañinas.

Adelgazamiento y resequedad: la disminución de estrógeno puede provocar un adelgazamiento y debilitamiento de los tejidos vaginales y uretrales, haciéndolos más susceptibles a infecciones.

Incontinencia urinaria: la pérdida involuntaria de orina puede dificultar el vaciado completo de la vejiga, lo que favorece el crecimiento bacteriano.

Cambios en la flora vaginal: la disminución de estrógeno puede alterar el equilibrio de la flora vaginal, disminuyendo las bacterias beneficiosas que protegen contra las infecciones.

Actividad sexual: la actividad sexual puede facilitar la entrada de bacterias en la uretra, especialmente en mujeres con cambios vaginales asociados a la menopausia.

Uso de espermicidas o antibióticos: estos pueden alterar la flora natural y aumentar el riesgo de infecciones.

Síntomas

Entre los síntomas más característicos de las infecciones urinarias tenemos:

  • Dolor o ardor al orinar.
  • Necesidad frecuente de orinar.
  • Sensación de ardor o presión en la vejiga.
  • Sangre en la orina.
  • Dolor en la parte baja del abdomen o la espalda.

Prevención y tratamiento

Al llegarse a esta etapa de la vida se debe tener más cuidado sobre el riesgo de las infecciones urinarias. De allí que es vital llevar a cabo ciertas medidas preventivas:

Mantenerse hidratada: beber mucha agua ayuda a eliminar las bacterias de las vías urinarias.

Orinar con frecuencia: no retener la orina por mucho tiempo.

Limpiar la zona genital: hacerlo de adelante hacia atrás después de usar el baño.

Orinar después de tener relaciones sexuales: ayuda a eliminar las bacterias que pudieron haber entrado en la uretra.

Evitar irritantes: como duchas vaginales o productos perfumados.

Tratamiento con antibióticos: si se confirma una infección, el médico puede recetar antibióticos para tratarla.

Terapia hormonal: el estrógeno vaginal puede ayudar a restaurar el tejido vaginal y reducir el riesgo de infecciones.

Consulte al médico: si experimenta síntomas de infecciones urinarias o tiene preocupaciones sobre su salud urinaria, consulte a su médico para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Suplementos y tratamientos naturales

Por otra parte, existen varios suplementos y tratamientos naturales que pueden ayudar a reducir el riesgo de infecciones y mejorar la salud general durante la menopausia, principalmente actuando sobre el sistema inmunológico, la salud vaginal y el equilibrio hormonal.

Entre los suplementos y tratamientos naturales más destacados se encuentran:

Probióticos: ayudan a mantener una flora vaginal equilibrada, lo que protege contra infecciones vaginales comunes en la menopausia debido a la sequedad y cambio hormonal.

Fitoestrógenos: presentes en plantas como la soja, semillas de lino, trébol rojo y maca, pueden ayudar a equilibrar los niveles hormonales y mejorar la salud vaginal, reduciendo la sequedad y, por tanto, la vulnerabilidad a infecciones.

Vitaminas D y E: la vitamina D es esencial para la función inmune y salud ósea, además de reducir el riesgo de infecciones. La vitamina E favorece la salud de la piel y mucosas, ayudando también a la barrera protectora vaginal.

Ácidos grasos Omega-3: tienen efectos antiinflamatorios que contribuyen a reforzar la inmunidad general y proteger el sistema cardiovascular, que puede ser afectado en la menopausia.

Plantas medicinales como Cimicífuga (Black Cohosh), salvia y Dong Quai: estas plantas pueden ayudar a controlar síntomas de la menopausia relacionados con el sistema nervioso y también aliviar la sudoración nocturna y otros malestares, mejorando el bienestar general que influye en la capacidad inmunológica.

Además, cambios en el estilo de vida -como una alimentación rica en nutrientes (incluyendo calcio y magnesio), ejercicio regular, reducción del estrés, hidratación adecuada y evitar azúcares refinados y alcohol- complementan estos suplementos para fortalecer la resistencia a infecciones.

Es importante destacar que, aunque estos suplementos tienen respaldo científico parcial, no sustituyen el consejo y supervisión de un profesional de la salud, especialmente si se cuenta con condiciones médicas previas o se toman otros medicamentos.