Las enfermedades respiratorias crónicas pueden afectar significativamente la calidad de vida de las personas. Entre las más conocidas están el asma y la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), que por sus características hay que saber sobrellevarlas.
El asma es una enfermedad crónica que se caracteriza por la inflamación de las vías aéreas (bronquios), lo que provoca que se hinchen y se estrechen. Esto dificulta la respiración y se manifiesta con síntomas como sibilancias (silbidos al respirar), dificultad para respirar, opresión en el pecho y tos, que suelen presentarse en episodios o ataques. Estos síntomas pueden variar en frecuencia e intensidad, afectando más comúnmente por la noche o temprano en la mañana. Durante un ataque, la obstrucción de las vías respiratorias puede ser reversible, pero si no se trata, puede volverse permanente. Los síntomas incluyen tos, sensación de opresión en el pecho y dificultad para respirar, y pueden ir acompañados de un patrón de respiración anormal donde la expiración dura el doble que la inhalación.
Mientras que la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una afección pulmonar crónica que causa daño e inflamación en los pulmones, principalmente las vías respiratorias, lo que limita el flujo de aire que entra y sale. Está causada principalmente por la exposición prolongada a irritantes como el humo del tabaco, la contaminación, el polvo o productos químicos. La EPOC incluye condiciones como la bronquitis crónica y el enfisema. Sus síntomas principales son dificultad para respirar (sobre todo al realizar esfuerzos físicos), tos continua con producción de mucosidad, sibilancias y sensación de opresión en el pecho. A diferencia del asma, la obstrucción en la EPOC tiende a ser menos reversible y se presenta de forma progresiva. También puede haber exacerbaciones, períodos en que los síntomas empeoran, generalmente provocados por infecciones o irritantes ambientales.
El asma y la EPOC en cifras
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad hay unos 235 millones de personas en el mundo con asma, una enfermedad que no se cura, pero que, con un diagnóstico y tratamiento adecuados, se puede controlar.
Advierten que si no se toman medidas urgentes, las muertes por asma aumentarán significativamente en los próximos 10 años.
Por otro lado, la EPOC es la cuarta causa de muerte en el mundo. En 2021 ocasionó 3,5 millones de defunciones, lo que representa aproximadamente el 5% de todas las defunciones a nivel mundial. Siendo casi el 90% de las muertes por EPOC en menores de 70 años se producen en países de ingreso mediano y bajo.
Es de resaltar que el tabaquismo representa más del 70% de los casos de EPOC en los países de ingreso alto. En los países de ingreso mediano y bajo, el tabaquismo representa el 30-40% de los casos, y la contaminación del aire en lugares cerrados es un importante factor de riesgo
¿Cómo mejorarlas?
Sabiendo que son enfermedades crónicas, hay que saber vivir con ellas y trazarse varias estrategias para mejorar. Entre ellas recomendamos algunas, avaladas por entidades como Mayo Clinic, la OMS y estudios actuales sobre enfermedades respiratorias crónicas:
Controlar la respiración:
- Aprender técnicas de respiración como la respiración diafragmática o la respiración con los labios fruncidos puede ayudar a mejorar la eficiencia respiratoria y reducir la sensación de falta de aire.
Mantener las vías respiratorias despejadas:
- Expulsar mucosidad con tos controlada.
- Beber suficiente agua para ayudar a diluir la mucosidad.
- Usar humidificadores si es necesario.
Realizar actividad física regularmente:
- El ejercicio fortalece los músculos respiratorios y mejora la resistencia general.
- Es importante consultar con el profesional de salud qué tipo de ejercicio es adecuado.
Alimentación saludable:
- Mantener un peso adecuado para facilitar la respiración.
- En caso de bajo peso, considerar suplementos nutricionales bajo supervisión médica.
- Evitar el sobrepeso, que puede empeorar la dificultad respiratoria.
Evitar fumar y ambientes contaminados:
- No fumar y evitar el humo de segunda mano.
- Evitar la contaminación del aire; consultar pronósticos de calidad del aire y minimizar exposición a irritantes.
Rehabilitación pulmonar:
- Participar en programas que incluyen educación, entrenamiento físico, técnicas respiratorias, asesoramiento nutricional y apoyo psicosocial.
- Esto reduce la probabilidad de hospitalizaciones y mejora la participación en actividades diarias.
Uso de oxigenoterapia si está prescrita:
- Para quienes tienen bajos niveles de oxígeno en sangre, el oxígeno suplementario puede mejorar la calidad de vida y prolongarla.
Seguimiento médico frecuente:
- Control regular con el profesional de salud para monitorear la función pulmonar.
- Vacunarse anualmente contra la gripe y otras infecciones respiratorias como el neumococo, COVID-19 y VRS para evitar complicaciones.
Apoyo psicológico y social:
- Estas enfermedades pueden causar ansiedad y depresión; contar con apoyo emocional y social es importante para el bienestar general.
Estas medidas contribuyen a mejorar la calidad de vida física, emocional y social de las personas con asma y EPOC, permitiéndoles llevar una vida más activa y con menos síntomas.
Se debe además consultar siempre con el equipo médico para personalizar el plan de manejo.