Un hombre de 54 años, previamente en buena forma, experimentó un derrame cerebral debido a la hipertensión severa. Su presión arterial alcanzó niveles alarmantes, lo que llevó a su ingreso urgente en una clínica.
No poseía ningún historial que hiciera pensar en que tuviera un evento de salud de esa naturaleza: era un corredor apasionado sin vicios, no fumaba, bebía ni consumía drogas, relató el Dr. Sunil Munshi, autor principal del informe médico de este trabajador de almacén de Sherwood, Nottingham, cuyo suceso fue publicado en la revista BMJ Case Reports.
Explica Munshi que la hipertensión es un “asesino silencioso” que a menudo pasa desapercibido. “Tenía el lado izquierdo entumecido, y las tomografías mostraron que había sufrido un derrame cerebral en la parte más profunda del cerebro, el tálamo, lo que explica su inestabilidad. Ingresó y lo tratamos con cinco medicamentos diferentes hasta que su presión arterial bajó a 170”, expresó.
Bebidas peligrosas con efectos adversos
El paciente reveló su consumo diario de ocho bebidas energéticas muy potentes, que contenían un total de 1200 a 1300 miligramos de cafeína. Esto supera ampliamente las recomendaciones del Reino Unido y de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), que sugieren un límite de 400 miligramos por día.
Las bebidas energéticas no solo son ricas en cafeína, también contienen otros ingredientes como taurina y ginseng que pueden elevar la presión sanguínea.
Estos aditivos, combinados con el alto contenido de azúcar, representan un riesgo considerable para la salud cardiovascular, especialmente en personas jóvenes.
“Cuando las plaquetas se agregan, especialmente en casos de glucosa alta, pueden producir coágulos sanguíneos”, recogió la cadena CNN de las declaraciones de Munshi. “Los jóvenes suelen estar dispuestos a probar bebidas energéticas, especialmente en combinación con otras drogas como la cocaína o la metilanfetamina, que tienen efectos similares, y todas estas drogas juntas pueden causar estragos”., agregó.
Llamado a la regulación
El Dr. Munshi aboga por una mayor regulación en la venta y publicidad de estas bebidas, que son comúnmente dirigidas a un público más joven.
La creciente potencia de estas bebidas energéticas exige un mayor escrutinio y conciencia entre los médicos y consumidores sobre sus potenciales peligros.
Cómo afectan las bebidas energéticas a los jóvenes
Las bebidas energéticas afectan más intensamente a los jóvenes debido a su mayor sensibilidad a la cafeína y otros estimulantes, mientras que los adultos mayores las toleran mejor por diferencias fisiológicas.
Los jóvenes experimentan síntomas agudos como palpitaciones, taquicardia, ansiedad, insomnio, dolores de cabeza y náuseas por el alto contenido de cafeína (hasta 80 mg por lata) y taurina, que sobreestimulan el sistema nervioso y cardiovascular en desarrollo. Además, el exceso de azúcar aumenta el riesgo de obesidad, resistencia a la insulina y adicción, con estudios mostrando mayor consumo (hasta 48% en adolescentes) y peores impactos académicos y mentales.
En adultos mayores, el consumo es menor (11-22% en grupos de 35+ años) y provoca efectos similares, pero menos intensos, como hipertensión o irritabilidad, agravados si se mezclan con alcohol. Su metabolismo más lento reduce la dependencia, aunque persisten riesgos cardiovasculares y de salud mental con uso excesivo.























