La esperanza de vida en Estados Unidos ha comenzado a recuperarse de manera significativa tras la caída abrupta que sufrió durante los años más críticos de la pandemia de COVID-19. Datos recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) revelan que, después de una pérdida de 2,4 años entre 2019 y 2021, la expectativa de vida ha incrementado más de un año en 2022 y casi otro año adicional en 2023. Actualmente, las personas nacidas en 2023 pueden esperar vivir un promedio de 78,4 años, una cifra aún inferior a los 78,8 años registrados en 2019, pero que representa un avance significativo en comparación con los momentos más difíciles de la pandemia.
Este progreso está relacionado con un notable descenso en las tasas de mortalidad de las 10 principales causas de muerte en el país. Las muertes por COVID-19 han disminuido drásticamente, pasando de ser la cuarta causa de muerte en 2022 a ocupar el décimo lugar en 2023, con aproximadamente 12 muertes por cada 100.000 personas. Esta mejora se atribuye, en gran medida, al impacto de la vacunación y al mejor manejo de la enfermedad. “La caída masiva de la esperanza de vida estuvo directamente relacionada con el alto número de muertes por COVID-19, por lo que era de esperarse que, al reducir esta mortalidad, la expectativa de vida empezara a recuperarse”, explicó el Dr. Steven Woolf, experto en salud pública de la Universidad Commonwealth de Virginia.
Otro factor que ha contribuido a este cambio positivo es la disminución de las muertes por sobredosis de drogas, que se redujeron un 4% entre 2022 y 2023, marcando la primera caída en más de cinco años. Según los CDC, las tasas pasaron de 32,6 muertes por cada 100.000 personas en 2022 a 31,3 en 2023. Woolf destacó que reducir las causas de mortalidad en edades más jóvenes, como las sobredosis, tiene un impacto significativo en la esperanza de vida general. Aunque las personas de entre 35 y 44 años siguen siendo el grupo más afectado por esta problemática, las tendencias recientes apuntan a una mejora continua en los próximos meses.
Las tasas de mortalidad por enfermedades cardíacas, principal causa de muerte en Estados Unidos, también han disminuido un 3% en el último año, mientras que las muertes por diabetes, enfermedades renales y hepáticas crónicas se redujeron más de un 5%. Otros descensos más modestos incluyen el cáncer, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades respiratorias crónicas y el Alzheimer.
A pesar de estas señales alentadoras, Woolf advierte que el retorno a los niveles de esperanza de vida previos a la pandemia no debería ser el objetivo final. Según su investigación, Estados Unidos ha estado rezagado en este indicador durante décadas, y el progreso sigue siendo más lento que en otros países de altos ingresos. Además, persisten marcadas disparidades dentro del país. Por ejemplo, las mujeres nacidas en 2023 pueden esperar vivir 81,1 años, mientras que los hombres tienen una esperanza de vida de 75,8 años. Aunque esta brecha se ha reducido con el tiempo, aún refleja desigualdades significativas.
Aunque las tasas de mortalidad han disminuido en la mayoría de los grupos de edad, los datos muestran un aumento en las muertes de niños y adolescentes en los últimos años. Estados Unidos sigue teniendo tasas de mortalidad infantil y juvenil significativamente más altas que otros países desarrollados, lo que subraya que el país aún enfrenta serios desafíos de salud pública.
Para Woolf, estos datos son un recordatorio de que los avances logrados no deben llevar a la complacencia. “Aunque una mayor esperanza de vida significa que estamos viendo menos muertes que durante la pandemia, la realidad es que los niños estadounidenses siguen teniendo menos probabilidades de llegar a la edad adulta que los de otros países de altos ingresos. Por lo tanto, volver a la situación previa no es suficiente”.