Un estudio reciente de la Universidad de California en San Diego, publicado en la revista Science Advances, explora el impacto del calor en la salud de los californianos. El análisis se centra en el incremento de visitas a los departamentos de emergencia y las muertes asociadas a temperaturas extremas durante 11 años.
Revela que, si bien las muertes aumentaron tanto en temperaturas frías como cálidas, especialmente entre los adultos mayores, las visitas a las salas de emergencia aumentaron constantemente a medida que lo hacían las temperaturas, particularmente entre los niños pequeños.
Los hallazgos subrayan el impacto que tiene un planeta más caliente sobre las vidas, la salud y la infraestructura médica.
Un patrón preocupante
Los datos revelan un aumento constante en el número de visitas a urgencias a medida que se elevan las temperaturas, especialmente entre los niños menores de cinco años. Este incremento se ha traducido en una presión significativa sobre los sistemas de salud pública en California.
Carlos Gould, autor principal del artículo y científico de salud ambiental en la Universidad de California en San Diego, reflexiona que, unque los científicos han pasado décadas estudiando cómo el calor y el frío extremos conducen a la muerte, tenemos una comprensión relativamente pobre de sus relaciones con la morbilidad (tasas de enfermedad y mala salud).
Las altas temperaturas en su mayoría se han relacionado con muertes cardiovasculares, mortalidad por enfermedad renal crónica e insuficiencia respiratoria. El calor puede someter a los órganos a una tensión excesiva: el corazón bombea más rápido para que la sangre fluya a la piel; los riñones trabajan más para conservar el agua del cuerpo. Las personas con afecciones preexistentes corren mayor riesgo en climas cálidos.
Así, “los días calurosos pueden empeorar nuestra salud mucho antes de causar la muerte”, dice Gould. “Y podemos enfermarnos por una amplia gama de factores”.
El estudio registra que, a medida que subían las temperaturas, más personas acudían a urgencias por enfermedades, incluyendo las relacionadas con intoxicaciones, síntomas respiratorios y problemas del sistema nervioso.
Impacto en grupos vulnerables
La investigación destaca que los adultos mayores y los niños son particularmente susceptibles. El estrés que el calor impone a los órganos puede exacerbar condiciones existentes, lo que se traduce en enfermedades y hospitalizaciones en un clima cálido.
Necesidad de estrategias proactivas en Salud Pública
Carlos Gould enfatiza la urgencia de identificar intervenciones eficaces para mitigar las hospitalizaciones a raíz de olas de calor. Las enfermedades relacionadas con el calor no solo representan un riesgo mortal, sino que también afectan la productividad y el bienestar de las comunidades.
Cambio climático
El cambio climático está aumentando la frecuencia, duración e intensidad de las olas de calor en todo el mundo. Al elevarse la temperatura global promedio debido a la acumulación de gases de efecto invernadero, la atmósfera retiene más calor y humedad, lo que propicia períodos de calor más prolongados y extremos.
Por ejemplo, la ola de calor de junio de 2024 en Norteamérica fue significativamente más intensa y probable debido al calentamiento global. Además, fenómenos naturales como El Niño pueden agravar estas olas de calor, pero la causa principal sigue siendo la actividad humana que emite dióxido de carbono, metano y otros gases que atrapan calor en la atmósfera.
En áreas urbanas, las “islas de calor” agravan el efecto al retener más calor que las zonas rurales. Estas olas no solo son más frecuentes sino también más tempranas en el año y se extienden, lo que altera las estaciones climáticas y afecta ecosistemas y la salud humana.
La Organización Meteorológica Mundial advierte que olas de calor más intensas, prolongadas y frecuentes representan un riesgo creciente para la salud, especialmente de los grupos vulnerables.