Un nuevo estudio publicado en Science Advances revela que el uso de camas solares se asocia con un riesgo elevado, casi tres veces más, de desarrollar melanoma. Esta investigación enfatiza la gravedad de la exposición a radiación ultravioleta (UV) artificial, especialmente entre los usuarios jóvenes.
Los resultados muestran que los usuarios de camas solares presentan el doble de mutaciones en comparación con individuos de la misma edad sin antecedentes de bronceado artificial. Los jóvenes, en particular, tienen más mutaciones que aquellos que son el doble de su edad, recoge la agencia EFE de la investigación.
El estudio examinó los historiales médicos de más de 3000 usuarios de camas solares y una muestra equivalente de personas sin antecedentes de bronceado artificial. Las muestras de piel de 26 donantes fueron analizadas y se identificaron 182 distintas células.
El análisis de los datos, una vez ajustados por edad, sexo, antecedentes de quemaduras solares y familiares, reveló que el uso de camas solares estaba “asociado con un aumento de 2.85 veces en el riesgo de melanoma”, señaló en un comunicado la Universidad Northwestern (EE.UU.), una de las instituciones firmantes de la investigación.
Implicaciones para la salud y recomendaciones
Los investigadores concluyen que limitar la exposición a la radiación UV artificial es esencial. Hunter Shain, coautor del estudio, destaca que prevenir mutaciones cutáneas debe ser una prioridad y subraya la necesidad de información clara sobre los riesgos de las camas solares.
“No podemos revertir una mutación una vez que se produce, por lo que es esencial limitar el número” de las que se acumulan, y “una de las formas más sencillas es evitar la exposición a la radiación UV artificial”, dijo Shain, de la Universidad de California.
Con base en los hallazgos, se recomienda a los usuarios potenciales de camas solares considerar seriamente las implicaciones para la salud. La prevención sigue siendo la mejor estrategia para reducir el riesgo de melanoma y otras mutaciones cutáneas.
Afectación según tipo de piel
El uso de camas solares aumenta el riesgo de todos los tipos de cáncer de piel (basocelular, espinocelular y melanoma) en cualquier tipo de piel, pero el riesgo absoluto es claramente mayor en pieles claras que se queman con facilidad.
Las camas solares emiten radiación UVA y UVB en cantidades similares o incluso superiores a las del sol del mediodía, lo que provoca daño directo al ADN de las células de la piel y acelera el envejecimiento cutáneo. Esta radiación se ha clasificado en la categoría más alta de riesgo de cáncer (“carcinógeno para humanos”) por la IARC, y se asocia con un aumento de melanoma y otros cánceres cutáneos.
Estudios poblacionales muestran que quienes usan camas solares tienen alrededor de un 70–75% más riesgo de melanoma que quienes nunca las usan, con riesgos aún mayores en dispositivos que emiten sobre todo UVA. También se observa una relación dosis‑respuesta: a mayor número de sesiones al año y cuanto más joven se comienza (adolescencia/juventud), mayor es el riesgo de carcinoma basocelular, espinocelular y melanoma.
Tipos de piel y sensibilidad. La escala de Fitzpatrick clasifica la piel de tipo I (muy clara, siempre se quema, nunca se broncea) a tipo VI (muy oscura, nunca se quema). Las pieles tipo I–II se queman con facilidad y son muy sensibles a la radiación UV, por lo que el riesgo relativo y absoluto de cáncer inducido por camas solares es especialmente alto; las pieles III–VI tienen más melanina y se queman menos, pero siguen sufriendo daño celular interno y pueden desarrollar cáncer y trastornos de pigmentación.
En personas de piel clara (Fitzpatrick I–II), la combinación de fácil quemadura, menor capacidad de reparación y antecedentes de quemaduras aumenta mucho la probabilidad de melanoma y otros cánceres ante cualquier exposición artificial intensa como las camas solares. En pieles más oscuras (III–VI), el bronceado rápido puede dar una falsa sensación de seguridad: el riesgo relativo también aumenta con el uso de camas solares, aunque el número total de casos es menor, y los tumores a menudo se detectan más tarde, lo que empeora el pronóstico.
Recomendaciones clave
- Evitar el uso de camas solares en todos los tipos de piel, especialmente en menores de 18 años y en personas de piel clara o con muchos lunares.
- Usar protectores solares, ropa, gafas y buscar sombra como alternativas seguras, y recurrir a autobronceadores tópicos si se desea un tono bronceado sin añadir radiación UV.
Alternativas de bronceado artificial
Existen alternativas más seguras al bronceado artificial con rayos UV, como camas de bronceado o cabinas, que evitan riesgos como cáncer de piel y envejecimiento prematuro.
Autobronceadores. Los autobronceadores en crema, spray o loción contienen dihidroxiacetona (DHA), que tiñe la capa superior de la piel sin radiación UV, ofreciendo un efecto natural que dura hasta 10 días. Son seguros para uso prolongado, no tóxicos y no alteran la melanina natural.
Sprays profesionales. Los tratamientos de spray en salones aplican soluciones a base de DHA o caña de azúcar de forma uniforme y personalizada, durando hasta dos semanas sin exposición a UV. Se recomienda usar protección en boca, ojos y nariz durante la aplicación.























