El 38% de los dueños de perros encuestados en Dinamarca admitieron proporcionar cannabinoides a sus adorables compañeros, según un estudio reciente llevado a cabo por Pernille Holst y su equipo de la Universidad de Copenhague.
Los resultados, publicados el 31 de enero en la revista de acceso abierto PLOS ONE, arrojan luz sobre la creciente tendencia de utilizar cannabinoides, especialmente cannabidiol o CBD, para tratar diversas condiciones en perros.
A pesar de que el cannabis no está legalizado para uso veterinario en Dinamarca, muchos dueños de mascotas han optado por administrar estos productos sin receta médica. Para comprender la prevalencia de esta práctica, Holst y sus colegas llevaron a cabo una encuesta anónima a través de las redes sociales, en la que participaron 2.002 dueños de perros.
Los resultados revelaron que 752 dueños de perros, lo que representa el 38%, admitieron haber utilizado al menos un producto cannabinoide para sus mascotas. Entre aquellos que optaron por dar cannabinoides a sus perros, el 93% prefirió el uso de gotas o aceites de CBD, mientras que el 9% optó por ungüentos o cremas de CBD. Sorprendentemente, solo el 4% informó el uso de productos que contenían THC (delta-9-tetrahidrocannabinol).
La encuesta indagó sobre el propósito detrás del uso de cannabinoides en perros, y los resultados muestran que los dueños de mascotas los administran principalmente para aliviar el dolor, abordar problemas de comportamiento y tratar alergias en sus animales.
Sin embargo, también se informó el uso de cannabinoides para mejorar el bienestar general de los perros, tratar el cáncer, controlar las convulsiones y estimular el apetito, entre otras afecciones.
Lo más destacado de la encuesta fue que el 77% de los encuestados afirmaron haber observado al menos “algún” efecto positivo de los medicamentos en la salud de sus perros.
Aunque estos testimonios sugieren la percepción positiva de los dueños sobre los efectos de los cannabinoides en sus mascotas, los autores del estudio advierten que estos resultados no están respaldados por estudios científicos sólidos que investiguen la modificación del comportamiento en perros después del tratamiento con CBD. Además, señalan la posibilidad de que existan efectos placebo en las evaluaciones de los dueños.
A pesar de estos cuestionamientos, los autores enfatizan la importancia de llevar a cabo más investigaciones basadas en evidencia sobre el uso de cannabinoides en mascotas.
“Uno de los hallazgos que nos sorprendió fue la diversa gama de condiciones médicas y de comportamiento en sus perros para las cuales los dueños daneses utilizaban productos cannabinoides y qué tan bien percibían los dueños el efecto del tratamiento. Esto sugiere que los estudios clínicos sistemáticos están justificados dentro del uso de cannabinoides en perros”, destacaron los investigadores.
A medida que la popularidad de los cannabinoides para uso veterinario crece entre los dueños de mascotas en Dinamarca, la necesidad de investigaciones más sólidas y regulaciones claras se vuelve cada vez más evidente.
El debate sobre la legalización y regulación de los cannabinoides para uso veterinario está en marcha, y los resultados de este estudio podrían tener un impacto significativo en el futuro de la atención médica para mascotas en el país escandinavo.