En las redes sociales, el tema de la “cara de luna” ha ganado popularidad, alimentado por testimonios de usuarios que describen cómo el estrés parece alterar la apariencia de sus rostros.

Muchos de estos comentarios sugieren que la hormona del estrés, el cortisol, es la responsable de la hinchazón visible en mejillas y párpados, provocando un efecto redondeado que ha sido comparado con la forma de la luna. Este fenómeno ha desatado un debate sobre los efectos del cortisol en la apariencia facial y la piel en general.

Este tipo de declaraciones han resonado en otras plataformas, donde muchas personas relatan síntomas similares, achacándolos a sus niveles de estrés y, por lo tanto, de cortisol. Sin embargo, la conexión entre esta hormona y la hinchazón facial es más compleja de lo que parece.

Según la dermatóloga Dra. Rajani Katta, quien ejerce en el Baylor College of Medicine en Houston, aunque es cierto que el estrés crónico puede elevar los niveles de cortisol en el cuerpo, no suele ser suficiente para causar el tipo de hinchazón visible que se observa en algunos casos.

La verdadera “cara de luna” está relacionada con una afección conocida como síndrome de Cushing, que ocurre cuando los niveles de cortisol son extremadamente altos de manera prolongada.

Esta condición, que es más común en personas que usan medicamentos esteroides como la prednisona o que padecen un trastorno en las glándulas suprarrenales, también puede ir acompañada de otros síntomas, como acumulación de grasa en el cuello o una joroba entre los hombros.

No obstante, la Dra. Katta advierte que el cortisol elevado no es el único responsable de la hinchazón facial. Las causas de la retención de líquidos pueden ser múltiples, desde un alto consumo de sodio en la dieta hasta condiciones médicas subyacentes como problemas renales. Incluso algunos medicamentos prescritos pueden tener este efecto.

En estos casos, el tratamiento adecuado, como el uso de diuréticos, puede ayudar a reducir la hinchazón. A pesar de ello, es importante no atribuir todo a la hormona del estrés, ya que la retención de líquidos y la hinchazón tienen diversas causas posibles.

Se deben cuidar los hábitos alimenticios durante periodos de estrés

Aunque el estrés diario por sí solo no genera una “cara de luna” en la mayoría de las personas, sí puede tener efectos visibles en la piel. El cortisol, al aumentar de forma crónica, puede desatar brotes de acné, opacidad y acelerar el envejecimiento.

Estos alimentos también tienen un impacto negativo a largo plazo, dañando el colágeno de la piel mediante un proceso llamado glicación. Este proceso provoca que las moléculas de azúcar se adhieran a proteínas como el colágeno y la elastina, lo que hace que la piel sea menos flexible y más propensa a arrugarse con el tiempo.

Reducir los niveles de cortisol a través del manejo del estrés puede tener efectos positivos tanto en la piel como en la salud general. Actividades como el ejercicio, la meditación y la respiración profunda ayudan a reducir los niveles de estrés y aumentan el flujo sanguíneo en la piel, lo que favorece la regeneración de las células cutáneas. E

l sueño de calidad también desempeña un papel crucial en este proceso. Durante el sueño profundo, el cuerpo segrega la hormona del crecimiento, que estimula la producción de nuevas células en la piel.