Centenares de cocaleros críticos al gobierno del presidente Luis Arce retomaron el lunes el control del mercado legal de la coca tras más de dos semanas de disputas en Bolivia.
Los cultivadores de la planta entraron al mercado después de más de una hora de enfrentamientos con la policía que custodiaba el lugar. Esa autoridad informó que en la jornada resultaron heridos diez uniformados. En tanto, la Defensoría del Pueblo reportó un total de 19 heridos, entre ellos 11 civiles y los restantes efectivos policiales.
“La policía se replegó para evitar más heridos”, dijo el comandante de la policía de La Paz, Augusto Russo Sandoval, a la prensa local.
“¡Sí se pudo!”, gritaban en festejo.
“Hemos recuperado nuestra casa”, mencionó una mujer que se identificó con el sindicato de cocaleros a los medios televisivos.
Por la noche los cultivadores realizaban una vigilia en el mercado que está en el barrio de Villa Fátima, de La Paz.
El 20 de septiembre el mercado fue tomado por otro grupo afín al gobierno, lo que provocó los enfrentamientos con la policía. Luego el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, dio su apoyo a la dirigencia que ingresó por la fuerza.
El mercado está a cargo de la administración de la Asociación de Productores de Hoja de Coca de La Paz (ADEPCOCA), de los labriegos del norte de La Paz.
En los últimos años, la organización se mostró contraria al expresidente Evo Morales, quien lidera el otro sindicato cocalero –las seis federaciones de los productores de coca– en la localidad de Chapare, en la región central de Cochabamba.
El comercio de la hoja de coca es legal en Bolivia y se realiza en mercados expresamente señalados por ley y son manejados por los sindicatos de los cocaleros. Esa venta genera ganancias a los dirigentes y es la raíz del conflicto, según han reconocido los propios mandos.
En Bolivia la Constitución califica a la coca de “hoja sagrada” por la tradición cultural andina para usos tradicionales como el masticado y la medicina natural, de amplia práctica en el país. No obstante, buena parte de la producción de esa hoja se desvía a la cocaína de la que Bolivia es el tercer productor mundial después de Colombia y Perú.