Hace apenas un año, Anna Blakney trabajaba en un campo de la ciencia relativamente especializado y poco conocido por el gran público en un laboratorio de Londres.
Pocas personas fuera de sus círculos científicos habían oído hablar de las vacunas de ARNm. Porque aún no existía ninguna.
Los asistentes a una conferencia anual que Anna dio en 2019 podían contarse por decenas, no por cientos.
Hoy en día, tiene una gran demanda: es profesora asistente en la Universidad de Columbia Británica, en Canadá, y comunicadora científica con 253,000 seguidores y 3,7 millones de ‘me gusta’ en TikTok.
Ella admite que estaba en el lugar correcto en el momento adecuado para formar parte de un exitoso período de progreso científico.
Debido a la pandemia de coronavirus, muchas personas han oído hablar y han recibido una vacuna de ARNm de empresas como Pfizer-BioNTech y Moderna.
Pero incluso cuando Blakney comenzó su doctorado en el Imperial College de Londres en 2016, “mucha gente se mostró escéptica sobre si alguna vez podrían funcionar”. Ahora, “todo el campo del ARNm está explotando. Es un cambio importante en la medicina“, dice.
Es un cambio que plantea algunas preguntas muy importantes y emocionantes: ¿podrían las vacunas de ARNm proporcionar una cura para el cáncer, el VIH, las enfermedades tropicales e incluso darnos una inmunidad sobrehumana?
El ácido ribonucleico mensajero, o ARNm para abreviar, es una molécula monocatenaria que transporta el código genético del ADN a la maquinaria de producción de proteínas de una célula.
Una vez que un virus está dentro de nuestras células, libera su propio ARN, engañando a nuestras células secuestradas para que produzcan copias del virus, en forma de proteínas virales, que comprometen nuestro sistema inmunológico.
Las vacunas tradicionales funcionan inyectando proteínas víricas inactivadas llamadas antígenos, que estimulan el sistema inmunológico del cuerpo para que reconozca el virus cuando reaparece.
La genialidad de las vacunas de ARNm es que no es necesario inyectar el antígeno en sí.
Lo que hacen estas vacunas es utilizar la secuencia genética o “código” del antígeno traducido en ARNm.
Es un fantasma de lo real, engañando al cuerpo para que cree anticuerpos muy reales.
El ARNm artificial en sí mismo desaparece, degradado por las defensas naturales del cuerpo, incluidas las enzimas que lo descomponen, dejándonos solo con los anticuerpos.
Por lo tanto, es más seguro producirlo, de manera más rápida y económica, en comparación con las vacunas tradicionales.
Ya no se necesitan enormes laboratorios de bioseguridad que cultiven virus mortales dentro de millones de huevos de gallina.
En cambio, un solo laboratorio puede secuenciar las proteínas del antígeno y enviarlo por correo electrónico a todo el mundo.
Con esa información, un laboratorio podría producir “un millón de dosis de ARNm en un solo tubo de ensayo de 100 ml”, dice Blakney.
Ahora hemos visto que ese proceso se desarrolla en tiempo real. El 10 de enero de 2020, Zhang Yongzhen, profesor de zoonosis en el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China en Pekín, secuenció el genoma del coronavirus y lo publicó al día siguiente.
La covid fue declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo.
El 16 de marzo, utilizando la secuencia de Zhang, la primera vacuna de ARNm comenzó la fase uno de su ensayo clínico.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) aprobó la vacuna Pfizer-BioNTech Covid-19 el 11 de diciembre de 2020, haciendo historia no solo como la primera vacuna de ARNm aprobada para humanos, sino también como la primera en tener una tasa de eficacia del 95% en ensayos clínicos.
La aprobación de la vacuna de ARNm de Moderna siguió de cerca el 18 de diciembre.
La vacuna que anteriormente se había ganado el título de la “vacuna más rápida de la historia”, la vacuna contra las paperas, tardó cuatro años en producirse.
Las vacunas deModerna y Pfizer-BioNTech tardaron solo 11 meses.
La teoría detrás de la vacuna de ARNm fue promovida por los científicos de la Universidad de Pensilvania Katalin Karikó y Drew Weissman, quienes recientemente recibieron el Premio Lasker 2021, el premio de investigación biomédica más importante de Estados Unidos.
Sin embargo, incluso en 2019, se creía que las vacunas convencionales de ARNm estaban al menos a cinco años de distancia.
La pandemia hizo avanzar rápidamente este campo de la medicina.
Kathryn Whitehead, profesora asociada de ingeniería química e ingeniería biomédica de la Universidad Carnegie Mellon, y colaboradora clave de Weissman y Karikó, admite que “no había muchas personas en el mundo de la terapéutica del ARNm que hubieran imaginado tasas de eficacia inicial del 95% en este escenario de emergencia”.
Pero ahora, las posibilidades parecen infinitas. O, como dice Blakney: “Ahora es, bueno, ya funcionó para una glicoproteína viral, entonces, ¿qué otras vacunas podemos hacer con ella? ¿Y qué podemos hacer más allá de eso?”.
En la Universidad de Rochester, Dragony Fu, profesor asociado del departamento de biología, recibió fondos de la Fundación Nacional de Ciencia de EE.UU. para que su laboratorio investigara de forma acelerada las proteínas de ARN.
Si actualmente estamos presenciando la vacuna de ARNm 1.0 para el Covid, entonces la 2.0 abordará dos categorías más de enfermedades, dice Fu.
“Una son patógenos, como el Sars, pero puedes aplicar esta tecnología a otros invasores como el VIH. Ya antes de Covid, las empresas estaban desarrollando vacunas de ARNm contra el VIH”.
También cita el zika, el herpes y los parásitos de la malaria en el campo de los patógenos.
“La otra categoría son las enfermedades autoinmunes”, dice. “Eso es intrigante porque va más allá de la definición estricta de una vacuna”.
Fu afirma que el futuro podría involucrar “tratamientos” de ARNm, por ejemplo, para reducir la inflamación. “En teoría, eso abre muchas posibilidades”, señala.
Yizhou Dong, profesor asociado de farmacia y farmacología de la Universidad Estatal de Ohio, se especializa en pequeñas bolas de grasa o lípidos necesarias para albergar el ARNm y entregarlo de manera segura a las células sin que nuestro cuerpo lo destruya inmediatamente.
Los lípidos han sido descritos como el “héroe olvidado”: si la entrega de lípidos no se hubiera perfeccionado y aprobado finalmente en 2018, no habría habido vacunas de ARNm de Covid para 2020.
Antes del Covid, había muchos estudios de investigación que buscaban aplicaciones más amplias combinando esta nueva técnica de liberación de lípidos con ARNm, explica Dong, que incluyen trastornos genéticos, inmunoterapia contra el cáncer, enfermedades infecciosas e infecciones bacterianas.
“Siempre que tengas el antígeno y puedas secuenciar la proteína, en teoría debería funcionar”.
Gracias al avance combinado en la administración de lípidos y la tecnología de ARNm, las vacunas y tratamientos en desarrollo incluyen la terapia de ARNm de Translate Bio para la fibrosis quística y la esclerosis múltiple; la vacuna de ARNm de Gritstone Oncology y Gilead Sciences para el VIH; las terapias de Arcturus Therapeutics para la fibrosis quística y las enfermedades cardíacas; y la start-up alemana Ethris con AstraZeneca, que están desarrollando terapias de ARNm para enfermedades pulmonares graves y asma.
También se están explorando soluciones para las enfermedades tropicales.
Moderna está cerca de la fase dos (de tres) de los ensayos clínicos de vacunas de ARNm para zika y chikungunya.
Ambos patógenos se describen como “desatendidos”, porque afectan a las poblaciones más pobres del mundo y no reciben la investigación y la financiación adecuadas.
La velocidad y el costo de las vacunas de ARNm podrían cambiar ese paradigma y señalar el fin de las enfermedades tropicales desatendidas.
Quizás la primera nueva vacuna de ARNm que llegue a nuestros estantes, sin embargo, será para un enemigo más familiar: la gripe.
Los virus de la influenza son responsables de entre 290,000 y 650,000 muertes anuales en todo el mundo.
“Es más probable que veamos vacunas de ARNm contra la influenza en un futuro cercano”, dice Whitehead.
“Estas vacunas de ARNm han estado en desarrollo durante años y los ensayos clínicos hasta la fecha son alentadores. Actualmente hay cinco ensayos clínicos para la influenza A, incluido uno en la fase dos”.
Este avance podría ocurrir justo a tiempo. Paul Hunter, profesor de protección de la salud de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, que también es consultor de la OMS, advirtió que en algunos países puede ocurrir una epidemia de influenza que podría provocar más muertes que el Covid-19.
Varias compañías farmacéuticas también están buscando vacunas de ARNm y tratamientos para el cáncer.
“Las células cancerosas a menudo tienen ciertos marcadores en la superficie que el resto de las células de tu cuerpo no tienen”, dice Blakney.
“Puedes entrenar a tu sistema inmunológico para que reconozca y elimine esas células, al igual que puedes entrenar a tu sistema inmunológico para que reconozca y elimine un virus: es la misma idea, simplemente averigua qué proteínas hay en la superficie de las células tumorales y úsalas como una vacuna”.
La idea de una medicina individualizada y específica para el paciente ha sido una perspectiva tentadora durante años.
Esta podría ser otra puerta abierta de par en par por el ARNm, según Blakney. En teoría, “se extrae el tumor, se secuencia, se ve qué hay en la superficie y luego se hace una vacuna específicamente para tí”.