Ante la explosión de contagios por Covid-19 de la sexta ola en España es lógica la duda sobre si estar vacunado o no marca una diferencia significativa.
Se ha escuchado mucho eso de que “al final nos estamos contagiando casi todos”.
Y, en parte, es cierto.
Pero ¿es igual pasar la enfermedad habiéndose vacunado previamente que sin haberlo hecho?
Afortunadamente, no es lo mismo.
Que las vacunas actuales no eliminan completamente el virus en caso de contagio se sabía ya desde la publicación de los ensayos preclínicos realizados en animales.
Se decía, y así ha sido, que nos convertíamos en portadores asintomáticos.
A partir de los datos de los ensayos clínicos se concluyó que las vacunas protegen de la enfermedad grave y de la muerte con un porcentaje muy alto.
Y, para un estado de emergencia global, se consideró suficiente.
Porque, tal y como se ha demostrado posteriormente, las vacunas han disminuido tanto los ingresos hospitalarios en UCIs como los fallecimientos, sobre todo entre la población vulnerable.
Otra evidencia que lo demuestra es que si los casos confirmados aumentan pero las hospitalizaciones y las muertes aumentan en menor medida, significará que los muchos casos notificados están provocando menos formas graves de la enfermedad y menos muertes.
Se está demostrando que las vacunas reducen la transmisión: la probabilidad de contagiar disminuye en una persona vacunada cuyo sistema inmunitario está preparado.
La aparición de la variante ómicron, mucho más contagiosa, podría enmascarar este dato.
Pero hay varios estudios que demuestran que las personas vacunadas son contagiosas menos días que las personas no vacunadas, ya que sus defensas eliminan al virus antes.