La nicotina es una sustancia altamente adictiva que entra al cuerpo principalmente a través del consumo de tabaco. Pero el tabaco no es solo que mata a más de 8 millones de personas al año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sino los niveles de dependencia que la nicotina provoca, uno de los mayores obstáculos para dejar el hábito de fumar.
Esto sucede, entre otras causas, porque la cotinina, un metabolito de la nicotina, permanece en la orina hasta ocho semanas después de la exposición, aunque este tiempo puede diferir entre personas. Su presencia en el organismo varía según factores individuales.
Es importante destacar que la duración de la nicotina en el organismo depende de factores como la cantidad de tiempo que la persona se ha expuesto a esta sustancia, y la forma en la se tuvo contacto con ella.
Exposición y permanencia de la nicotina
Existe evidencia de que, aunque la nicotina se absorbe principalmente a través del consumo de cigarrillos, también puede llegar al organismo a través de vapes o vaporizadores, e incluso a través del humo de segunda mano.
Explica el portal especializado Healthline que el efecto de la nicotina en el cuerpo es de corta duración, pero que esta sustancia se puede mantener en el organismo durante varios días, debido a algunos metabolitos en los que la descompone el hígado. Entre esos metabolitos está la cotinina, uno de los indicadores que se suelen utilizar para medir la concentración de nicotina en el cuerpo, detectado a través de pruebas de orina.
En las personas que fuman de manera regular, las concentraciones de cotinina pueden llegar a ser de 1000 a 8000 nanogramos por mililitro (ng/mL), pero en quienes no son fumadores habituales, esta concentración puede ser de menos de 50 ng/mL después de dos semanas de haber fumado, señalan estudios citados por notas de Bupa Salud.
Efectos de la nicotina en el organismo
La nicotina tiene múltiples efectos en el organismo, tanto a corto como a largo plazo. Actúa sobre el sistema nervioso central creando dependencia al liberar neurotransmisores asociados al placer, y también afecta el sistema cardiovascular aumentando la presión arterial, la frecuencia cardíaca y la posibilidad de arritmias.
La nicotina es tan agresiva que se absorbe de una forma muy rápida, y en tan solo 10 segundos puede afectar al cerebro. Además, produce cambios en la viscosidad sanguínea y aumenta los niveles de triglicéridos y colesterol. Otros efectos inmediatos incluyen fatiga, tos, expectoración, mal aliento, manchas en dientes y uñas, y envejecimiento prematuro de la piel.
A largo plazo, la nicotina y el tabaquismo están asociados con enfermedades cardiovasculares, distintos tipos de cáncer, problemas respiratorios y daños en la salud mental, como depresión y ansiedad agravadas.
Efectos a corto plazo:
- Aumento de presión arterial, frecuencia cardíaca y ritmo respiratorio.
- Náuseas, mareos, sudoración.
- Tos, fatiga, disminución de rendimiento físico.
- Cambios en el apetito (disminución).
- Manchas en dientes, mal olor corporal y en uñas.
Efectos a largo plazo:
- Dependencia y adicción a la nicotina.
- Mayor riesgo de cáncer (pulmón, boca, estómago, riñón, vejiga).
- Enfermedades cardiovasculares (infartos, arritmias).
- Daños respiratorios crónicos.
- Alteraciones en el sistema inmunológico y digestivo.
- Empeoramiento de trastornos psiquiátricos como la ansiedad y depresión.
La nicotina genera cambios químicos en el cerebro y afecta la liberación de hormonas como adrenalina, lo que causa un impacto sistémico en el cuerpo, fomentando además un estado de dependencia difícil de superar sin ayuda médica.
Síntomas de abstinencia al dejar de fumar
El proceso de dejar la nicotina puede provocar diversos síntomas de abstinencia que afectan el bienestar emocional y físico. Entre los síntomas más comunes se encuentran: ansiedad, cambios de humor, nerviosismo, insomnio, aumento de peso y tristeza.
Estos síntomas suelen ser más intensos durante los primeros días y tienden a disminuir en un mes.
Sin embargo, abandonar el hábito del tabaco aporta grandes beneficios. Dejar de fumar reduce la dependencia a la nicotina y no solo mejora el bienestar físico, sino que también impacta positivamente en el bienestar emocional. Iniciar el proceso de abandono del tabaco, sin importar la duración del hábito, es fundamental para lograr una vida más saludable y plena.
Combatir la adicción a la nicotina
Varios enfoques pueden facilitar la superación de la adicción a la nicotina. Inscribirse en programas para dejar de fumar, unirse a grupos de apoyo y considerar terapias de reemplazo son opciones efectivas.
Es crucial que cada persona consulte a un especialista para encontrar la estrategia que mejor se adapte a sus necesidades individuales.