Combatientes ucranianos atrincherados en una siderúrgica, el último bastión conocido de la resistencia dentro de la devastada ciudad de Mariúpol, desdeñaron el domingo un ultimátum ruso de deponer las armas y siguen resistiendo para impedir la caída de este puerto de enorme importancia estratégica.

La caída de Mariúpol, víctima de un implacable asedio de siete semanas que ha reducido a escombros buena parte de la ciudad, sería la victoria más importante para Moscú en lo que va de la guerra y permitiría que buena parte de las tropas rusas allí se desplazaran a una batalla potencialmente culminante por el control del este industrial de Ucrania.

Si captura la ciudad a orillas del Mar de Azov, el Kremlin podría establecer un corredor terrestre hacia la península de Crimea, la cual le arrebató a Ucrania en 2014, y privar a Kiev de un puerto importante y sus preciados activos industriales.

Mientras tanto, Rusia continuaba sus ataques con misiles y cohetes en otras partes del país. Moscú estima que unos 2.500 soldados ucranianos y unos 400 mercenarios extranjeros se encuentran atrincherados en el enorme complejo de la planta acerera de Azovstal, que abarca más de 11 kilómetros cuadrados (4 millas cuadradas) y está repleto de túneles.

Muchos civiles de Mariúpol, entre ellos niños, también se están guareciendo en la planta Azovstal, le dijo Mijaíl Vershinin, jefe de la policía de patrullaje municipal, a la televisión de la ciudad.

Moscú les dio a los defensores hasta el mediodía para rendirse, diciendo que los que depusieran las armas “tienen garantizado salvar sus vidas”. Los ucranianos rechazaron el ultimátum, tal como lo han hecho con otros previos.

“Pelearemos absolutamente hasta el final, hasta el triunfo, en esta guerra”, declaró el primer ministro ucraniano Denys Shmyhal al programa “This Week” de ABC. Señaló que Ucrania está preparada para ponerle fin al conflicto mediante la diplomacia de ser posible, “pero no tenemos intención de rendirnos”.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy envió saludos de Pascua a través de Twitter. “La resurrección del Señor es un testimonio de la victoria de la vida sobre la muerte, del bien sobre el mal”, declaró.

Si Mariúpol cae, se prevé que las fuerzas rusas allí se sumen a una ofensiva total en los próximos días por el control del Donbás, la región industrial del este de Ucrania que el Kremlin está determinado a capturar luego de fracasar en su intento por tomar la capital Kiev.

Los incesantes bombardeos y combates en las calles de Mariúpol han cobrado al menos 21.000 vidas, según estimados ucranianos. Un hospital de maternidad fue destruido por un ataque aéreo ruso en las primeras semanas del conflicto, y se reportó la muerte de unas 300 personas después de una ofensiva contra un teatro en el que se resguardaba la población civil.