Las fuerzas gubernamentales de Afganistán están colapsando más rápido de lo que pensaban posible los líderes militares de Estados Unidos hace unos meses, cuando el presidente Joe Biden ordenó el retiro total de sus tropas. Sin embargo, hay poco interés en la Casa Blanca, el Pentágono y entre el público estadounidense de intentar frenar la derrota y probablemente ya sea demasiado tarde para hacerlo.
Biden ha dejado claro que no tiene intención de cambiar la decisión que tomó a principios de año, incluso cuando el resultado parece indicar que el Talibán se apoderará del país. Ahora que la mayoría de las tropas estadounidenses se han retirado y el Talibán gana terreno, los líderes militares de Estados Unidos no han presionado al mandatario para revertir su decisión. Saben que la única opción real sería que el presidente reiniciara un conflicto armado que ya decidió terminar.
El Talibán, que gobernó al país desde 1996 hasta que las tropas estadounidenses invadieron Afganistán tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, tomaron otras tres capitales provinciales el miércoles y una más el jueves, la décima que los insurgentes han capturado rápidamente en una semana y que les ha dado el control de dos terceras partes del país. Los insurgentes no cuentan con capacidad aérea y son superados en número por las fuerzas de seguridad entrenadas por Estados Unidos, pero se han apoderado del territorio a una velocidad asombrosa.
John Kirby, principal portavoz del Pentágono, dijo que los afganos aún tienen tiempo de evitarse una derrota final.
“Ningún resultado posible tiene que ser inevitable, incluyendo la caída de Kabul”, dijo Kirby a los reporteros. “No tiene por qué ser así. Realmente depende del tipo de liderazgo político y militar que puedan reunir los afganos para revertir esto”.
Biden presentó un argumento similar el martes, cuando dijo a la prensa que las tropas de Estados Unidos han hecho todo lo posible en los últimos 20 años para ayudar a los afganos.
“Deben pelear por sí mismos, pelear por su nación”, comentó.
Estados Unidos sigue brindando apoyo al ejército afgano con un número limitado de ataques aéreos, pero hasta el momento no han tenido un impacto estratégico y están programados para concluir una vez que Estados Unidos cese formalmente su participación en el conflicto el 31 de agosto. Biden podría mantener los ataques aéreos una vez pasada esa fecha, pero esa opción es poco probable considerando su firme postura en dar fin al conflicto.
“Sospecho que el plazo del 31 de agosto será definitivo”, dijo Carter Malkasian, quien asesoró a líderes militares de Estados Unidos en Afganistán y en Washington.