Cuatro policías que defendieron el Capitolio de Estados Unidos durante el asalto de una turba el 6 de enero comenzaron a testificar el martes ante una nueva comisión de la Cámara de Representantes, afirmando incluso que tuvieron miedo de morir.

En sus emotivos relatos recordaron cómo fueron golpeados mientras trataban de contener a cientos de partidarios del entonces presidente Donald Trump que los abrumaron, rompieron ventanas y puertas e interrumpieron la certificación de la victoria presidencial del demócrata Joe Biden por parte del Congreso.

“Así es como voy a morir, defendiendo esta entrada”, declaró el martes el sargento de policía del Capitolio Aquilino Gonell al recordar sus pensamientos de ese día.

Gonell relató a los investigadores de la Cámara de Representantes que podía sentir que le faltaba el aire mientras era aplastado por la turba formada por partidarios de Trump, cuando trataba de repelerlos y proteger al Capitolio y a los legisladores.

Él y otros tres policías brindaron sus relatos sobre el ataque, a veces enjugándose las lágrimas y otras reprendiendo a los legisladores republicanos que se resistieron a la investigación y que aceptaron la minimización que hizo Trump a la violencia de ese día.

Junto con la proyección de un video explícito de las peleas cuerpo a cuerpo, los agentes describieron cómo fueron golpeados mientras mantenían a raya a la turba.

El agente de la Policía Metropolitana Michael Fanone, que acudió apresuradamente al lugar del asalto, le dijo al panel que fue “agarrado, golpeado, atacado con descargas eléctricas, y todo mientras me llamaban traidor a mi país”.

Recordó que la turba lo dejó de golpear sólo cuando dijo que tenía hijos. Sin embargo, el ataque le provocó un infarto.

Daniel Hodges, también un policía de la capital estadounidense, dijo que recordaba haber echado espuma por la boca y haber pedido ayuda a gritos cuando los alborotadores lo aplastaron entre dos puertas y lo golpearon en la cabeza con su propia arma. Dijo que “no tenía ninguna duda” de que los participantes del asalto estaban allí para matar a miembros del Congreso.

El policía del Capitolio Harry Dunn dijo que varios alborotadores, tal vez 20 personas, le gritaron una palabra racista mientras él intentaba evitar que entraran a la cámara. Dijo que nunca había experimentado tales insultos raciales portando el uniforme. Dijo que al final de ese día, se sentó en la Rotonda del Capitolio, justo debajo de la cúpula, y sollozó.