Bryan Kohberger, el hombre que confesó haber asesinado a cuatro estudiantes universitarios en Idaho en 2022, fue sentenciado este miércoles a cuatro cadenas perpetuas consecutivas, una por cada muerte.
Kohberger se había declarado culpable este mes de asesinar a Ethan Chapin, Kaylee Goncalves, Xana Kernodle y Madison Mogen, como parte de un acuerdo con la fiscalía para evitar la pena de muerte.
Amigos y familiares de los cuatro estudiantes asesinados el 13 de noviembre de 2022 dieron poderosos testimonios de amor, angustia y recriminación en la sala donde Kohberger escuchó su sentencia.
“Este mundo era un lugar mejor con ella”, dijo al tribunal Scott Laramie, padrastro de Madison Mogen. “Karen y yo somos gente común, pero vivimos vidas extraordinarias porque teníamos a Maddie”.
El padre de Kaylee Goncalves se burló de Kohberger por haber dejado rastros de su ADN en el lugar del crimen y haber sido capturado a pesar de que en ese momento era estudiante de posgrado en criminología en la Universidad Estatal de Washington.
“Fuiste así de descuidado; así de tonto y de estúpido”, precisó Steve Goncalves. “¿Un posgrado? Eres un chiste”.
Además de las cuatro cadenas perpetuas, el juez Steven Hippler también le impuso otra de 10 años por robo y se le impusieron 270,000 dólares en multas y sanciones civiles.
El día de los asesinatos, Kohberger irrumpió en la vivienda de los estudiantes a través de una puerta corrediza de la cocina y apuñaló brutalmente a los cuatro amigos, que no parecían tener ninguna relación con él. No se han esclarecido sus motivos, y el Kohberger prefirió no hablar en la audiencia.
Dylan Mortenson, una compañera de apartamento de los estudiantes, contó a la policía haber visto esa noche en la vivienda a un hombre extraño de cejas pobladas y que usaba un pasamontañas. “Eres un recipiente hueco, algo menos que humano”, afirmó Mortenson. “Un cuerpo sin empatía, sin remordimientos”.
Mortenson y otra superviviente, Bethany Funke, dijeron sufrir ataques de pánico y ansiedad paralizantes tras el suceso.
“Dormí en la habitación de mis padres durante casi un año, e hice que cerraran con doble llave todas las puertas, que pusieran una alarma y que siguieran comprobando todas las partes de la habitación por si acaso había alguien escondido”, escribió Funke en un comunicado leído por una amiga. “No he dormido ni una sola noche desde que esto ocurrió. Me despierto constantemente presa del pánico, aterrorizada de que alguien esté entrando o de que venga a hacerme daño, o de que esté a punto de perder a alguien a quien quiero”.
A Alivea Gonçalves no le tembló la voz mientras hacía preguntas a Kohberger sobre los asesinatos, entre ellas cuáles fueron las últimas palabras de su hermana. Los asistentes aplaudieron cuando la joven se dirigió a Kohberger, que permaneció inexpresivo mientras ella lo insultaba.
“No has ganado, sólo te has mostrado como el cobarde que eres”, apuntó Alivea Goncalves. “Eres un perdedor delirante, patético e hipocondríaco”.
La madre y la hermana de Kohberger también asistieron a la audiencia y se sentaron cerca de la mesa de la defensa. Su madre lloró en silencio mientras los otros padres describían su dolor. Sollozó cuando la abuela de Maddie Mogen afirmó que su corazón estaba con las otras familias, incluida la de Kohberger.
La tía de Xana Kernodle, Kim Kernodle, aseveró que perdonaba a Kohberger y le pidió que la llamara desde la cárcel, con la esperanza de que respondiera a sus persistentes preguntas sobre los asesinatos.
“Bryan, estoy aquí hoy para decirte que te he perdonado, porque ya no podía vivir con ese odio en mi corazón”, dijo. “Y para convertirme en una persona mejor, te he perdonado. Y cuando quieras hablar y contarme lo que pasó, pide mi número. Aquí estoy”.
En un principio, la policía no tenía sospechosos de los asesinatos, que aterrorizaron a la ciudad rural de Moscow, en el oeste de Idaho. Algunos estudiantes de ambas universidades abandonaron las clases a mitad de semestre, cursando el resto en línea, porque se sentían inseguros.
Una funda de cuchillo que se encontró cerca del cuerpo de Mogen tenía una única fuente de ADN masculino, según los investigadores, y los videos de vigilancia mostraban un Hyundai Elantra blanco cerca de la casa sobre la hora de los asesinatos.
La policía utilizó genealogía genética para identificar a Kohberger como posible sospechoso y accedió a los datos de su teléfono celular para localizar sus movimientos durante la noche de los asesinatos. Los registros de compras en línea mostraron que Kohberger había adquirido un cuchillo de estilo militar meses antes, junto con una funda como la que había en la casa.
Kohberger fue detenido en Pennsylvania unas seis semanas después de los asesinatos.
Tanto la investigación como el caso han atraído una amplia atención del público, con disímiles grupos de debate en línea, cuyos miembros comparten teorías y preguntas sobre el caso.