medida que el consumo de cannabis crece globalmente, también lo hacen las inquietudes sobre sus efectos en la salud cardiovascular. Una reciente revisión publicada en Nature Reviews Cardiology aporta nuevos datos que desafían la percepción común de que el cannabis es una sustancia inofensiva, mostrando sus posibles consecuencias negativas sobre el sistema cardiovascular humano.
Con el aumento de la legalización y la despenalización en muchos países, esta revisión destaca la necesidad de examinar más profundamente cómo las distintas formas de cannabis afectan la salud del corazón y los vasos sanguíneos.
Estos cannabinoides interactúan con el sistema endocannabinoide del cuerpo, el cual regula funciones clave como la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la inflamación. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que el consumo de cannabis puede alterar estos procesos, favoreciendo el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Uno de los hallazgos de la revisión es la relación entre el consumo de cannabis y la aparición de arritmias, miocardiopatías y enfermedades ateroscleróticas. Aunque muchas personas creen que el cannabis no tiene efectos graves, los estudios epidemiológicos han comenzado a revelar asociaciones entre su consumo y complicaciones cardiovasculares serias.
Este riesgo es aún más alto con el uso de cannabinoides sintéticos, que son considerablemente más potentes que sus contrapartes naturales y han sido responsables de graves problemas de salud, incluyendo la depresión respiratoria y la muerte.
El impacto negativo del cannabis sobre la salud cardiovascular se atribuye en gran parte a cómo los cannabinoides, tanto tradicionales como sintéticos, afectan los receptores cannabinoides CB1 y CB2 en el sistema cardiovascular. Estos receptores están involucrados en la regulación de la presión arterial, el tono vascular y la función del corazón.
Cuando se consumen cannabinoides, ya sea en forma orgánica o sintética, los efectos pueden ser dosis-dependientes, provocando reacciones proinflamatorias, estrés oxidativo y daño celular. A largo plazo, este daño puede contribuir al desarrollo de enfermedades como la hipertensión, la diabetes tipo 2, el síndrome metabólico y dislipidemia, condiciones que a su vez aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas.
Aumento de trastornos metabólicos
Además, se ha identificado una correlación entre el uso excesivo de cannabis y la desregulación del sistema endocannabinoide, lo que podría explicar el aumento de trastornos metabólicos en los consumidores crónicos.
Esto es particularmente en un contexto global donde más de 147 millones de personas, o el 2.5% de la población mundial, utilizan cannabis de manera recreativa. La legalización de la marihuana en países como Canadá, Uruguay y varios estados de los EE. UU. ha permitido un mayor acceso, lo que genera la necesidad de una mejor comprensión de sus efectos en la salud pública, especialmente en el ámbito cardiovascular.
Los productos como “K2” o “Spice”, que contienen estos cannabinoides sintéticos, han sido responsables de casos de intoxicación severa y muerte, lo que pone de relieve la importancia de regular adecuadamente las formas sintéticas de la droga.
El futuro de la investigación sobre el cannabis y sus efectos en la salud cardiovascular está en manos de los científicos, que deben realizar estudios que no solo aclaren estos efectos, sino que también ayuden a desarrollar políticas informadas que equilibren los beneficios medicinales con los riesgos para la salud pública.