Un jurado de Delaware declaró culpable este martes a Hunter Biden, el hijo del presidente, de los tres cargos que enfrentaba en el juicio por la compra de un arma en 2018 cuando, según los fiscales, estaba sumido en una adicción al crack.

 Dos de los cargos conllevan penas máximas de prisión de 10 años, mientras que el tercero tiene un máximo de cinco años. Cada cargo conlleva una multa máxima de 250,000 dólares.

El jurado había comenzado a deliberar el lunes y alcanzó el veredicto de culpabilidad poco después de reanudar las deliberaciones este martes.

Hunter Biden tomó de la mano a su esposa al entrar en el tribunal y la besó antes de sentarse a la mesa de la defensa. El juez había convocado a los miembros del jurado en la sala antes de enviarlos a reanudar sus deliberaciones.

La semana pasada, la fiscalía presentó los testimonios de la exesposa y de varias exnovias de Hunter Biden, así como fotos donde aparece con parafernalia relacionada con las drogas y otras sórdidas pruebas, para demostrar que mintió cuando marcó la casilla del “no” en el formulario de la tienda de venta de armas donde se le preguntó si era “usuario ilícito de, o adicto a” las drogas.

“Él sabía que usaba drogas. Eso es lo que demuestran las pruebas. Y sabía que era adicto a las drogas. Eso es lo que demuestran las pruebas”, dijo al jurado el fiscal, Leo Wise, en sus alegatos finales, presentados el lunes.

La lucha de Hunter Biden con el abuso de sustancias tras la muerte, en 2015, de su hermano, Beau, está bien documentada. Pero la defensa ha argumentado que no se consideraba un “adicto” cuando adquirió el arma.

Los abogados de Hunter Biden trataron de demostrar que intentaba dar un giro a su vida en ese momento, habiendo completado un programa de rehabilitación a finales de agosto de 2018. La defensa llamó a tres testigos, incluida la hija de Hunter, Naomi, quien precisó a los jurados que parecía estar mejorando en las semanas previas a comprar el arma.