Casi todo el mundo está consciente de que las bebidas azucaradas son poco saludables y causan problemas de salud, pero un nuevo estudio halló nuevas evidencias de que estas bebidas aumentan de peso incluso casi medio kilo en un año.

Una revisión de estudios recientes sobre nutrición añade más pruebas de que el consumo de bebidas azucaradas conduce directamente a un mayor índice de masa corporal y peso, tanto en niños como en adultos. El análisis encontró que una ración media de 354 ml de bebidas azucaradas como los refrescos tiene más de 140 calorías y más de ocho cucharaditas de azúcar.

“Se analizaron 85 estudios, con un total de más de medio millón de participantes. En los estudios de cohortes, en los que se realiza un seguimiento de las personas durante largos periodos de tiempo, cada porción diaria de bebidas azucaradas se asoció con un aumento de 0.42 kg (casi una libra) en el peso corporal de los adultos. En los niños, se observó un aumento de 0.07 unidades en el índice de masa corporal (algo menos de una doceava parte de una unidad de IMC). Quizás lo más sorprendente es que los resultados de nuestro análisis dosis-respuesta mostraron que el aumento de peso crece con el incremento de los niveles de ingesta de bebidas azucaradas, tanto en niños como en adultos”, declaró Vasanti Malik, profesora adjunta de Ciencias de la Nutrición en la Universidad de Toronto y autora de la investigación.

“Aunque estos resultados pueden parecer modestos, el aumento de peso es un proceso gradual, con los adultos con un promedio de alrededor de una libra de aumento de peso por año”, dice Malik en un comunicado de prensa. “Por lo tanto, limitar el consumo de bebidas azucaradas podría ser una forma eficaz de prevenir el aumento de peso relacionado con la edad”.

Efectos de las bebidas carbonatadas en la salud

Malik explica que una ración típica de 354 ml de bebidas carbonatadas contiene más de 140 calorías y más de ocho cucharaditas de azúcar. Eso casi alcanza el límite diario recomendado de azúcar añadido, que no supera el 10% de las calorías totales, o unas 200 calorías para una dieta de 2,000 calorías al día.

Estas bebidas son azúcar en forma líquida. Suelen estar elaboradas con azúcar de mesa, jarabe de maíz con alto contenido en fructosa u otros edulcorantes que aportan calorías, y se digieren rápidamente, más que el azúcar consumido en forma sólida. Este bolo de glucosa aumenta los niveles de azúcar en sangre, lo que desencadena una respuesta glucémica que, con el tiempo, puede provocar resistencia a la insulina y diabetes.

El componente de fructosa también inunda el hígado, lo que puede provocar lipogénesis (creación de grasa), que pone a la persona en el camino del hígado graso y la enfermedad metabólica. La fructosa también aumenta el ácido úrico, que contribuye a la resistencia a la insulina y al riesgo de enfermedades cardiovasculares y de otro tipo.

Los picos de insulina derivados de la respuesta glucémica pueden provocar una cascada de apetito y comer en exceso, al igual que el exceso de insulina en la sangre durante periodos más largos. Hay indicios de que las barritas de sodio activan el sistema dopaminérgico de recompensa en el cerebro y fomentan comportamientos adictivos, y de que alteran el microbioma intestinal, pero necesitamos más investigación sobre estos efectos.