La directora de salud pública de Canadá advirtió el viernes que el país podría enfrentar una cuarta ola de la pandemia de COVID-19 para fines del verano boreal debido a la variante delta si se levantan las restricciones demasiado rápido y antes de que suficientes personas estén vacunadas.
La doctora Theresa Tam dijo que las sólidas tasas de vacunación han ayudado a reducir las hospitalizaciones y las muertes, pero que es necesario incrementarlas para evitar que los hospitales y el sistema de salud vuelvan a estar bajo presión.
Exhortó a los adultos jóvenes a vacunarse completamente lo más pronto posible, diciendo que continúan retrasados respecto a otros grupos demográficos y se les vincula con las tasas más altas de contagios.
Aproximadamente 6,3 millones de canadienses no han recibido la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19, y más de 5 millones no se han puesto la segunda, declaró Tam en una reunión con periodistas.
“Cuando sólo faltan unas cinco semanas para el Día del Trabajo en Canadá, este momento es crucial para generar protección antes de que nos reunamos en escuelas, universidades y sitios de trabajo este otoño”, señaló.
Hasta el sábado pasado, 89% de los adultos mayores de 70 años o más habían recibido dos dosis de las vacunas contra el COVID-19, según cifras gubernamentales. Pero sólo el 46% de los canadienses de entre 18 a 29 años estaban totalmente vacunados, así como el 54% de los que tienen entre 30 y 39 años.
Tam dijo que la cobertura de vacunación debe ser superior al 80% en todos los grupos etarios para que se logre una mayor protección.
Se prevé que la variante delta, la cual es más contagiosa, se propague entre gente joven no vacunada, azuzando un resurgimiento que podría abrumar la capacidad de los servicios de salud si los contactos entre las personas también aumentan, señaló.
La cantidad actual de casos de COVID-19 se ha desplomado 93% desde el pico de la tercera ola, para un promedio de 640 infecciones nuevas diarias en los últimos siete días, señaló Tam.
Howard Njoo, subdirector de salud pública, dijo que la sólida tasa de vacunación de Canadá significa que cualquier repunte en las infecciones probablemente no derivará en un marcado incremento en las muertes y hospitalizaciones.
Advirtió también que los millones de canadienses que no se han inoculado “realmente están en riesgo de tener consecuencias graves”.