Todos en alguna oportunidad hemos sufrido un ataque de ansiedad, pero quizás ni lo reconocimos en el momento. Reconocer y comprender qué es realmente un ataque de ansiedad resulta esencial para poder manejarlo adecuadamente y buscar la ayuda necesaria. Con motivo de este 10 de octubre celebrarse el Día Mundial de la Salud Mental, te traemos información clave para superarlo, en caso de que se presente.

Los ataques de ansiedad, también conocidos como crisis de angustia o ataques de pánico, son experiencias intensas y aterradoras que millones de personas experimentan por lo menos alguna vez en su vida. Aunque pueden resultar extremadamente perturbadores, especialmente cuando ocurren por primera vez, es fundamental comprender que son relativamente comunes y, aunque desagradables, no representan un peligro vital.

Muchas personas confunden estos episodios con problemas cardíacos o con la sensación de estar “volviéndose locos”, lo que añade una capa adicional de miedo a una experiencia ya de por sí angustiante.

La distinción entre ansiedad normal, ansiedad elevada y un ataque de pánico completo puede ser confusa, pero aprender a identificar las señales específicas puede marcar la diferencia entre sentirse completamente abrumado o poder implementar estrategias de afrontamiento efectivas. Este conocimiento no solo ayuda a quienes los experimentan, sino también a familiares y amigos que desean ofrecer el apoyo adecuado.

Comprendiendo el miedo

La ansiedad es un tipo de miedo anticipatorio, explica a EFE Elena Gallardo Morillo, profesora del Máster en Neuropsicología de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). Este estado de tensión afecta diariamente a quienes lo padecen, generando una percepción distorsionada de la realidad.

Las causas de la ansiedad varían según la persona, pero puede incluir elementos físicos y experiencias pasadas. La neurocientífica destaca que la ansiedad continua provoca cambios físicos y psicológicos que deterioran el bienestar.

Cómo identificar un ataque de ansiedad

Síntomas físicos característicos

Un ataque de ansiedad se manifiesta con una combinación abrumadora de síntomas físicos que aparecen súbitamente y alcanzan su punto máximo en cuestión de minutos. Es importante destacar que estos síntomas se agravan con la duración del estado ansioso. Entre los más comunes se encuentran:

  • Palpitaciones aceleradas o taquicardia: sensación de que el corazón late con fuerza, rapidez o de forma irregular
  • Sudoración excesiva, frecuentemente acompañada de escalofríos o sofocos
  • Temblores o sacudidas en manos, piernas o todo el cuerpo
  • Dificultad para respirar o sensación de ahogo, como si faltara el aire
  • Opresión o dolor en el pecho, que a menudo se confunde con un infarto
  • Náuseas o malestar abdominal
  • Mareos, aturdimiento o sensación de desmayo inminente
  • Hormigueo o entumecimiento en manos, pies o cara

Síntomas psicológicos y emocionales

Además de las manifestaciones físicas, los ataques de ansiedad incluyen componentes psicológicos muy distintivos:

  • Miedo intenso e irracional: frecuentemente, miedo a morir, a perder el control o a “volverse loco”
  • Sensación de irrealidad (desrealización): sentir que el entorno no es real o está distorsionado
  • Despersonalización: sentirse desconectado de uno mismo, como si se estuviera observando desde fuera
  • Pensamientos catastróficos: anticipación de consecuencias terribles sin base real
  • Urgencia por escapar: necesidad imperiosa de salir del lugar donde se encuentra

Criterios de duración e intensidad

Para considerarse propiamente un ataque de ansiedad, los síntomas deben:

  • Aparecer de forma repentina, aunque a veces puede haber factores desencadenantes identificables
  • Alcanzar su intensidad máxima en aproximadamente 10 minutos
  • Durar generalmente entre 5 y 30 minutos, aunque la sensación de malestar puede persistir más tiempo
  • Incluir al menos cuatro síntomas de los mencionados anteriormente
  • Generar un nivel de angustia significativo que interfiere con el funcionamiento normal

Diferencias con otras condiciones

Es crucial distinguir un ataque de ansiedad de otras condiciones médicas:

No es un ataque al corazón si: los síntomas alcanzan su pico rápidamente y luego disminuyen, no empeoran progresivamente con la actividad física, y tienes historial de ansiedad sin problemas cardíacos diagnosticados. Sin embargo, la primera vez que experimentes estos síntomas, es recomendable buscar atención médica para descartar causas físicas.

No es ansiedad generalizada: mientras que la ansiedad generalizada es una preocupación persistente y crónica sobre diversos temas, un ataque de pánico es un episodio agudo, intenso y temporal.

No es una reacción normal al estrés: aunque el estrés puede desencadenar ataques de ansiedad, estos son desproporcionados respecto a la situación que los provoca.

Qué hacer durante un ataque

Si identificas que estás experimentando un ataque de ansiedad:

  1. Reconoce lo que está sucediendo: recordar que es un ataque de pánico, no un peligro real, puede ayudar a reducir el miedo
  2. Respira lenta y profundamente: inhala contando hasta cuatro, mantén el aire por cuatro segundos, exhala contando hasta cuatro
  3. Busca un lugar seguro y cómodo donde puedas sentarte o recostarte
  4. Enfoca tu atención en objetos concretos a tu alrededor, describiendo mentalmente sus características
  5. Recuerda que pasará: los ataques de ansiedad son temporales y no duran para siempre
  6. No luches contra las sensaciones: paradójicamente, aceptar los síntomas en lugar de resistirlos puede ayudar a que disminuyan más rápido

Cuándo buscar ayuda profesional

Abordar la ansiedad requiere la identificación de sus síntomas y la implementación de estrategias de atención. Se sugiere dedicar tiempo diario a actividades que promuevan la calma mental. Deberías considerar consultar con un profesional de salud mental si:

  • Los ataques ocurren con frecuencia o interfieren significativamente con tu vida diaria
  • Desarrollas “miedo al miedo”, evitando situaciones por temor a tener otro ataque
  • Experimentas ansiedad persistente entre ataques
  • Recurres al alcohol, drogas u otras conductas no saludables para manejar la ansiedad
  • Los síntomas no mejoran con estrategias de autoayuda

Los ataques de ansiedad son tratables mediante terapia psicológica (especialmente la terapia cognitivo-conductual), técnicas de manejo del estrés, y en algunos casos, medicación. Buscar ayuda no es signo de debilidad, sino un paso inteligente hacia el bienestar.

Apoyo y limitaciones de la IA

Los expertos advierten sobre el uso de aplicaciones basadas en inteligencia artificial (IA) para tratar la ansiedad. A pesar de su utilidad como herramienta informativa, no pueden sustituir la interacción humana y el análisis profesional.

Estilos de vida y salud mental

La normalización de la ansiedad en la vida cotidiana es un obstáculo para buscar ayuda profesional.

La creciente conciencia sobre salud mental es positiva, pero puede conducir a la aceptación de la ansiedad como un estado normal en lugar de un problema a abordar.