Honduras extraditó el jueves a Estados Unidos al expresidente Juan Orlando Hernández para que enfrente cargos por tráfico de drogas y de armas en un dramático revés para un líder que alguna vez fue considerado por las autoridades estadounidenses como un aliado clave en la guerra contra el narcotráfico.

Las autoridades de Estados Unidos dijeron el mismo día que entre aproximadamente 2004 y 2022 Hernández participó en una “violenta” conspiración para permitir que carteles de la droga enviaran miles de kilos de cocaína a Estados Unidos a cambio de pagarle millones de dólares.

En una rueda de prensa en Washington, el fiscal general de Estados Unidos Merrick Garland dijo que Hernández “abusó” de su posición como presidente para dirigir Honduras como “un narco estado” y que recibió sobornos por parte de múltiples carteles, incluido, cuando era congresista, del Cartel de Sinaloa, operado en su momento por Joaquín “El Chapo” Guzmán.

“Debido a estos supuestos crímenes, comunidades en Estados Unidos sufrieron y el pueblo de Honduras sufrió”, dijo Garland.

Las autoridades estadounidenses hicieron públicos el jueves documentos que acusan a Hernández de tres cargos: conspirar para importar cocaína a Estados Unidos, usar armas y conspirar para usar armas y herramientas destructivas. Se espera que Hernández, de 53 años, comparezca ante un juez en una corte federal de Nueva York el viernes.

Apenas tres meses después de dejar el cargo, Hernández abordó esposado un avión con agentes de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés), para ser trasladado a ese país donde enfrenta los cargos en el Distrito Sur de Nueva York.

La aeronave partió desde la base de la Fuerza Aérea de Honduras en Tegucigalpa, luego que el ministro de Seguridad, Ramón Sabillón, entregase al exgobernante a los agentes antidrogas. “Ya se ejecutó la orden completa de extradición. Él contestó las preguntas que se le formularon; iba estable física y mentalmente”, señaló Sabillón.

Según las autoridades estadounidenses, Hernández empezó a enriquecerse con dinero de la droga desde que era congresista en Honduras y también usó el dinero para impulsar sus campañas políticas a la presidencia. Por ejemplo, en 2013, cuando hacia campaña para ser presidente, aceptó aproximadamente un millón de dólares por parte de “El Chapo”, asegura Estados Unidos. El supuesto pago se hizo al hermano de Hernández, Tony Hernández, quien fue sentenciado a cadena perpetua por narcotráfico en Nueva York en 2019.

Según las acusaciones, Hernández usó los sobornos de los narcos para asegurar su ascenso en la política de su país, incluida su elección como presidente en 2013 y 2017. En ambas elecciones, Hernández pidió a narcotraficantes que sobornaran a políticos para asegurar que éstos le apoyarían y ganaría así la presidencia, asegura Estados Unidos.