Una nueva investigación demostró que después de la infección por SARS-CoV-2, las células del revestimiento de los pulmones, las células nasales y las células inmunitarias en la sangre muestran una respuesta inflamatoria atenuada.

Según el estudio, en pacientes obesos estas afecciones producen niveles subóptimos de moléculas necesarias para combatir la infección, lo que quiere decir que la enfermedad empeora.

Se sabe que uno de los principales factores de riesgo de la COVID-19 grave es la obesidad, que se define como un índice de masa corporal (IMC) superior a 30. Más del 40 % de los adultos estadounidenses y el 28 % de los adultos ingleses están clasificados como obesos.

Pero hasta ahora no estaba clara la razón por la que la obesidad debería aumentar el riesgo de una persona de padecer COVID-19 grave. Se pensó que una posible explicación era que la obesidad está relacionada con la inflamación.

La profesora Menna Clatworthy es una científica clínica de la Universidad de Cambridge que estudia las células inmunitarias de los tejidos en el CITIID y atiende a pacientes en el Addenbrooke’s Hospital, parte de Cambridge University Hospitals NHS Foundation Trust.

Esperanza para realizar nuevos tratamientos contra el COVID-19

En la investigación publicada en ATS Journals, Clatworthy explicó quedurante la pandemia, la mayoría de los pacientes más jóvenes que vio en las salas de COVID eran obesos.

“Dado lo que sabemos sobre la obesidad, si me hubieras preguntado por qué era así, habría dicho que lo más probable es que se deba a una inflamación excesiva. Lo que encontramos fue todo lo contrario”, aseveró.

En este estudio, los investigadores encontraron que los pacientes obesos tenían respuestas inmunitarias e inflamatorias poco activas en sus pulmones.

En particular, en comparación con los pacientes no obesos, las células del revestimiento de sus pulmones y algunas de sus células inmunitarias tenían niveles más bajos de actividad entre los genes responsables de la producción de dos moléculas que ayudan a controlar la respuesta del sistema inmunitario, y del factor de necrosis tumoral (TNF), que provoca la inflamación.

Cuando observaron las células inmunitarias en la sangre de 42 adultos de una cohorte independiente, encontraron una reducción similar, pero menos marcada, en la actividad de los genes productores de interferón, así como niveles más bajos de IFN-alfa en la sangre.

Los hallazgos podrían tener implicaciones importantes tanto para el tratamiento de COVID-19 como en el diseño de ensayos clínicos para probar nuevos tratamientos.