Una enfermedad me llevó a conocer el movimiento de Inmunoalfabetización, a través de su fundadora, la Dra. Marianela Catés, Ph.D en Inmunología por el Instituto Pasteur de París. Después, estudió Psiconeuroinmunología. Su ayuda a la humanidad es tan importante, en estos momentos, que es obligatorio dar a conocer esta maravilla de la ciencia. Si deseas ver la entrevista, es sencillo. Entra en dranancy.com. No te arrepentirás.

Catés creó el movimiento (www.miaevolution.com) al darse cuenta de su importancia para evitar enfermedades tan serias como el cáncer, las autoinmunes (donde el ser humano ataca a su sistema inmunológico) o el asma, entre otras.

La doctora lleva 25 años inmunoalfabetizando. Definir el concepto es fácil: la interacción entre los procesos psicológicos y los sistemas nerviosos e inmunitarios. Está científicamente demostrado que el sistema inmunológico se comunica con el endocrino y el nervioso central. Todo lo que ocurre a nivel de la mente, tiene que ver con el sistema inmunológico. Somos los directores únicos y principales de nuestro sistema inmunológico.

Ante la pandemia, el sistema inmune es sobre lo único que realmente tenemos control. Si lo conocemos, podemos tomar el control inmunológico y de la enfermedad. Aprendemos a ser parte de nuestras enfermedades, de una manera activa. No una víctima, a la espera de lo que digan los médicos.

Nos podemos apropiar del sistema inmune al hacer cambios psicológicos. Podemos usar la imaginación guiada para trabajar las conductas, pensamientos, depresiones, estrés crónico y ansiedades desaforadas, que afectan fuertemente al sistema endocrino y generan tóxicos en el cuerpo, como el cortisol. Lo importante no es la enfermedad, sino la persona enferma, ¡y la actitud que toma ante lo que le pasa!

Si una persona vive en estrés crónico, emociones fuertes, depresión y pensamientos repetitivos que la llenan de ansiedad y ataques de pánico, puede ver desplomado su sistema inmune. Esto es sumamente peligroso, porque hablamos del ejército que el cuerpo necesita para defenderse. La cuestión amerita un trabajo profundo de análisis sobre nuestra forma de vivir y nuestras relaciones interpersonales, entre muchas cosas más.

Al tomar conciencia de cómo el estrés y los asuntos psicológicos —sin enfrentar ni resolver— nos pueden provocar cáncer diabetes, asma, etcétera, lograremos hacer cambios en el cerebro, que sí cambia y crece sin importar la edad, y nos volveremos más fuertes ante virus, bacterias, células de tumores y mucho más. De ti depende.

 

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