La Asociación Estadounidense del Corazón y el Colegio Estadounidense de Cardiología han actualizado sus guías sobre la hipertensión, y ahora recomiendan un tratamiento más estricto. Requiere que las evaluaciones se realicen con un enfoque más agresivo para prevenir complicaciones como enfermedades cardiovasculares y demencia.

Si te gusta tomar una copa de vino con la cena o un cóctel los fines de semana, según las nuevas directrices desde 2017, debe abstenerse si quiere prevenir la hipertensión. Los comités de las organizaciones cardíacas, que evalúan continuamente las últimas investigaciones para ayudar a los profesionales médicos a determinar el mejor enfoque, así lo recomiendan.

Consideran que el tratamiento debe ser más estricto si queremos evitar las enfermedades cardíacas, las cuales han sido durante mucho tiempo la principal causa de muerte en el mundo. Para hacerlo es vital cuidar la presión arterial, con lo cual también se puede reducir el riesgo de enfermedad renal, diabetes tipo 2 y demencia, apuntan.

Hipertensión arterial

Es conocido que, por el tipo de alimentación habitual y el ritmo de vida en EE.UU., casi la mitad de los adultos tienen una presión arterial superior a la normal. Según las directrices, los valores objetivo para adultos no han cambiado: la presión arterial normal es inferior a 120/80 mmHg, y la presión arterial elevada es de 120 a 129/80 mmHg. Si su presión arterial es de 130/80 mmHg o superior, según las nuevas directrices, su médico le recomendará que haga algunos cambios.

Lo peor, y que la enmascara, es que la hipertensión arterial es silenciosa y no suele presentar síntomas. Cuando la presión arterial es alta, la fuerza de la sangre presiona las paredes de los vasos sanguíneos, lo que reduce la eficiencia del corazón, lo que obliga a ambos a trabajar más. Sin tratamiento, la hipertensión acabará dañando las arterias, lo que aumenta el riesgo de sufrir un infarto o un derrame cerebral.

Cambio de estilo de vida

Las nuevas pautas sobre la presión arterial sugieren cambios de estilo de vida como mantener un peso saludable, seguir una dieta sana para el corazón, reducir la ingesta de sal y realizar actividad física moderada.

Se recomienda también la abstinencia del alcohol, basándose en la evidencia acumulada que refleja el impacto negativo del mismo en la presión arterial. Para quienes opten por beber, se sugiere limitar el consumo a cantidades menores.

Control de peso

Para las personas con sobrepeso u obesidad, las directrices recomiendan perder al menos el 5% del peso corporal. Mientras que para las personas con obesidad más severa, las directrices recomiendan intervenciones clínicamente probadas: dieta, ejercicio y medicamentos para bajar de peso, incluyendo GLP-1. Para las personas con obesidad muy severa, las directrices también sugieren cirugía.

“La realidad es que lo primero que recomendamos, tanto para la prevención como para el tratamiento de la hipertensión, tiene que ver con la alimentación, y vivimos en un entorno muy difícil para la alimentación. Es difícil tener un bajo consumo de sodio. Es difícil consumir suficiente potasio. Es difícil ingerir pocas calorías, pero la buena noticia es que todo eso funciona si uno está dispuesto a hacerlo”, dice el Dr. Daniel Jones, presidente del comité de redacción de las directrices de la Asociación Americana del Corazón, citado por Jen Christensen para CNN. “Es difícil, pero funciona”, recalca.

Dieta DASH y reducción de sodio

La dieta DASH, que prioriza el consumo de frutas, verduras y granos integrales mientras limita el sodio, sigue siendo una recomendación central. Las pautas ofrecen un límite ideal de 1500 mg de sodio al día, lo cual está alineado con la búsqueda de una mejor salud cardiovascular.

Esta dieta es rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescado, aves, legumbres, frutos secos y aceites vegetales, y baja en grasas, azúcar y aceites tropicales como el de coco y el de palma.

“También insistimos en el sodio, y sabemos que la sal y el alcohol son los alimentos favoritos de muchas personas, pero recomendamos limitar el consumo de sal y aumentar el de potasio”, explica Jones, también decano y profesor emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad de Mississippi.

Una manera fácil de lograrlo, que recomienda, es usar sustitutos de sal enriquecidos con potasio, si se cocina en casa. El consumo de sodio debe ser inferior a 2300 mg al día, acercándose a un límite ideal de 1500 mg al día.

Control especial durante el embarazo

La importancia de controlar la presión arterial no se limita a adultos; también se hace énfasis en su relevancia durante el embarazo. Mantener la presión arterial en niveles saludables es crucial tanto para la madre como para el desarrollo del feto.

Estrés y su relación con la hipertensión

El estrés juega un papel importante en el desarrollo y mantenimiento de la hipertensión arterial. A continuación se detallan sus principales mecanismos y efectos:

Respuesta fisiológica al estrés:

  • Durante episodios de estrés, el cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina que elevan la presión arterial. El cortisol aumenta la retención de sodio y agua en los riñones, aumentando el volumen sanguíneo, mientras que la adrenalina provoca vasoconstricción y aumento de la frecuencia cardíaca.
  • Esta respuesta aguda produce un aumento temporal de la presión arterial, que normalmente se resuelve al cesar el estrés.
  • Sin embargo, el estrés crónico mantiene estas hormonas elevadas y conduce a una activación constante del sistema nervioso simpático, lo que provoca un aumento sostenido de la presión arterial y disminución en la capacidad de adaptación cardiovascular.

Estrés crónico e hipertensión:

  • Cuando el estrés es persistente, el cuerpo se mantiene en un estado de alerta que puede desencadenar hipertensión crónica.
  • Además, el estrés crónico puede inducir malos hábitos de vida (alimentación alta en sodio, sedentarismo, consumo de alcohol o tabaco) que agravan la hipertensión.
  • Genéticamente, algunas personas son más vulnerables y el estrés actúa como un detonante para desarrollar hipertensión.

Estrés como factor de riesgo:

  • Aunque el estrés por sí solo no es la única causa de hipertensión, sí contribuye en gran medida a su aparición y empeoramiento.
  • La Organización Mundial de la Salud reconoce el estrés como un factor relevante en la patogenia de la hipertensión.
  • La ansiedad y la represión emocional, características de ciertas personalidades, también se relacionan con presión arterial crónicamente alta.

En resumen, el estrés induce cambios fisiológicos que elevan la presión arterial tanto a corto como a largo plazo. El manejo del estrés es fundamental para prevenir y controlar la hipertensión, ya que este factor puede tanto desencadenar la enfermedad como dificultar su tratamiento. El estrés crónico puede causar una activación prolongada del sistema nervioso simpático y hormonal que daña el sistema cardiovascular y eleva persistentemente la presión arterial