Mejorar ciertos hábitos de vida podría ser una de las herramientas más poderosas para preservar la salud cerebral en la vejez. Un nuevo estudio sugiere que reducir el consumo de alcohol, entre otros cambios, no solo puede ayudar a prevenir enfermedades cardíacas o hepáticas, sino que también podría disminuir el riesgo de desarrollar demencia, depresión y accidentes cerebrovasculares, tres de los trastornos neurológicos más comunes entre adultos mayores.

El hallazgo proviene de una revisión sistemática dirigida por investigadores del Hospital General Brigham de Massachusetts, afiliado a la Universidad de Harvard. El equipo analizó 59 metanálisis publicados entre los años 2000 y 2023, centrados en personas mayores sin antecedentes de estas enfermedades.

Entre los factores se encuentran algunos ampliamente conocidos como la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol elevado, la obesidad y el tabaquismo.

Pero también figuran otros menos discutidos en la conversación pública sobre salud cerebral, como el estrés crónico, la pérdida auditiva, la calidad del sueño, el aislamiento social y la falta de un propósito claro en la vida. También se incluyen elementos como la dieta, la actividad física, el dolor crónico, la función renal y la regulación de los niveles de glucosa.

De los 17 factores identificados, 14 se relacionaron directamente con al menos dos de las condiciones estudiadas. Los investigadores subrayan que, aunque la cifra pueda parecer abrumadora, incluso mejorar un solo aspecto puede traducirse en beneficios significativos.

En otras palabras, una acción como dejar de fumar, mejorar la alimentación o comenzar una rutina de ejercicios regulares podría no solo ayudar al corazón o al cuerpo en general, sino proteger también el cerebro.

“Este estudio demuestra realmente la eficacia de los cambios en el estilo de vida y el comportamiento para las enfermedades cerebrales relacionadas con la edad”, afirmó la doctora Sanjula Singh, profesora de la Facultad de Medicina de Harvard e investigadora principal de los Laboratorios de Cuidado Cerebral del Hospital General de Massachusetts.

La especialista destacó que estos hallazgos ofrecen un mensaje esperanzador, las personas tienen más control del que creen sobre su salud futura.

Tres enfermedades cerebrales

Uno de los aspectos más reveladores del estudio fue la forma en que los investigadores conectaron estas tres enfermedades cerebrales. Según explicó el doctor Jasper Senff, autor del estudio y también investigador en Harvard, estas condiciones están entrelazadas de manera significativa.

Si alguien desarrolla una, es bastante probable que también termine sufriendo alguna de las otras“, señaló. Por ello, intervenir de forma temprana y de manera holística puede reducir la carga general de enfermedades neurológicas en la población mayor.

El alcohol, por ejemplo, ha sido comúnmente vinculado al daño hepático y a problemas cardiovasculares, pero este estudio destaca cómo su consumo excesivo también podría influir negativamente en la salud cerebral.

Aunque no se hallaron metanálisis específicos que vinculen directamente el consumo de alcohol con la depresión en la vejez, los autores advierten que esto podría deberse a una falta de estudios y no necesariamente a la inexistencia de un vínculo.

Para los expertos, el mensaje es claro, en un momento en que la atención médica se vuelve cada vez más especializada y costosa, las medidas preventivas siguen siendo accesibles, sencillas y eficaces.

“Muchas de las enfermedades más comunes comparten los mismos factores de riesgo”, explicó el doctor Jonathan Rosand, profesor de neurología en Harvard y fundador de la Coalición Global para el Cuidado del Cerebro. Esto significa que, al atender una sola área de la salud, podríamos estar beneficiando muchas otras al mismo tiempo.

El estudio no sustituye la consulta médica profesional, pero representa un llamado a revisar y ajustar hábitos cotidianos. La prevención, una vez más, aparece como la herramienta más poderosa para un envejecimiento saludable.